unititled twenty

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La adrenalina se arremolinaba a través de Sunghoon. Estaba nervioso. Muy nervioso. Y no sabía cuál era la parte más angustiosa de todo eso. ¿Heeseung invitándolo de nuevo a su apartamento o él diciéndole que tiene una gran sorpresa para él? Claramente había ido muchas veces antes al lugar de Heeseung, sin embargo, esa sería la primera vez que lo invitaba después de un tiempo.

Hace aproximadamente una semana, Heeseung le contó el incidente que había ocurrido con Jungwon en su departamento. Si era honesto, Sunghoon no creía que el menor pudiera llegar a los extremos de capturar un video de Heeseung y él y usarlo para chantajear a su novio. En su mente, Jungwon todavía se veía como alguien inocente, por lo que no podía aceptar por completo lo que había pasado, pero el golpe de realidad fue al siguiente lunes de esa semana, cuando ni Isa ni Jungwon se presentaron al trabajo. Él sabía que ya no iba a volver a verlos y eso lo hizo sentir aliviado ya que finalmente no había nadie más que supiera sobre su relación secreta con el mayor y, además, también estaba más tranquilo sabiendo que Jungwon no publicaría el video aun cuando Heeseung lo había rechazado, si lo hacía, lo único que haría sería perjudicarse a él. Así que, después de que todo el alboroto causado por los dos hermanos terminó, podía decir que regresaría a su antigua rutina en donde solo debía preocuparse por que nadie más en la empresa notara que había una relación más allá de lo profesional con su jefe.

Eso es lo que lo llevaba hasta ese momento, Sunghoon manejando hacia el edificio de Heeseung al mismo tiempo que sentía el pulso de su corazón en el comienzo de su garganta. El mayor le había dejado un mensaje por la tarde diciéndole que debía ir a su departamento en dos horas y que debía lucir incluso más lindo que de costumbre. No había necesidad de que el pelinegro especificara cuál era la razón detrás de su mensaje, Sunghoon sabía exactamente lo que quería, pero lo único que llegó a desconcertarlo fue que mencionó que tenía una sorpresa para él. Una sorpresa podía ser cualquier cosa, especialmente viniendo de Heeseung. En todas las ocasiones anteriores en las que el pelinegro dijo lo mismo, terminó usando un bonito conjunto o incluso tuvo que follarse a sí mismo con un consolador mientras Heeseung se masturbaba frente a él. Probablemente también tendría que ver con cosas relacionadas al sexo, pero todavía era una incógnita.

Pero aun cuando Heeseung era el que tenía una sorpresa, Sunghoon también tenía una preparada para él. En el asiento del copiloto, había una bolsa de regalo negra la cual había adquirido hace unos momentos atrás en una tienda aleatoria que encontró en el camino, la cual no dudo en tomar apenas se estacionó frente al complejo de departamentos. Dentro de ella había algo que sabía que volvería loco a Heeseung, especialmente si iban a jugar un poco.

Inmediatamente después de haber bajado de su auto, Sunghoon caminó hacia el interior del edificio, siendo detenido después por la voz de una chica que atendía la recepción. Desde la primera vez que estuvo en el edificio se extrañó de que tuviera un asistente para administrar las visitas a los departamentos, no era algo usual, pero supuso que se debía a que las personas adineradas que vivían allí no querían tener algún invitado no deseado.

—¿Usted es el joven Park Sunghoon? — la chica rubia preguntó, intercambiando miradas entre él y algo que buscaba en el largo escritorio. Cuando el castaño asintió sin comprender el porqué de su pregunta, la de cabellos rubios le extendió una tarjeta. —El joven Heeseung dejó esto para usted, dijo que podía pasar a su departamento mientras espera a que él llegue.

Sunghoon tomó la tarjeta con un poco de vacilación. ¿Heeseung no estaba en casa? ¿Por qué lo llamaría para encontrarse con él si ni siquiera estaba ahí? Totalmente confundido, Sunghoon le dio una pequeña sonrisa a la mujer y se dirigió al elevador, presionando el conjunto de números que conocía a la perfección. Fue cuestión de segundos para que llegara a dicho piso y, sin pensar mucho en la razón de la ausencia de su pareja, camino por el largo pasillo hasta llegar a la puerta. Inspeccionó la tarjeta con la que estuvo jugueteando todo su camino hasta ahí, observándola detenidamente para saber cómo funcionaba, sin embargo, al no encontrar alguna diferencia entre los dos lados más largos, la introdujo sin más. Después de varios intentos, en los que cambio de posiciones y de lados la tarjeta, por fin el mecanismo se activó, dejándole entrar.

𖥔 ִ  ۫   ˑ  you right    !   heehoon  ִˑDonde viven las historias. Descúbrelo ahora