"No puedes arder en fiebre por siempre"
La fiebre dorada pasará, las heridas se convertirán en cicatrices, la venganza se consumara, y consigo pasión y dolor surgirán.
"No puedes huir de tu pasado"
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FLASHBACK: - 7 AÑOS ATRÁS -
—¿Por qué no me habías dicho que mi mamá estaba muerta? —La mirada vacía de Jisoo miraba al frente de la habitación de hospital.
Por fin logró hablar, permaneció en shock por mucho tiempo después de la noticia, solo en medio de sus lágrimas y sollozos, más tarde eso se convirtió en un silencio infernal, con Jennie tratando de hablar, pero sin tener respuesta, y ahora tenía que ir por la aceptación.
Jennie solo se sintió más miserable con eso, más aún porque Jisoo se entero de una manera estúpida, básicamente se le había salido a una enfermera que no tenía ni la mínima idea que Jisoo no estaba enterada.
—Lo siento... quería que procesaras un poco más lo de Kathleen... —sollozó casi en silencio—Yo... no podría, Jichu...
—Era mi mamá, Jen... ¿Crees que no tenía derecho a saber? —su voz nunca había estado tan rota.
—Por supuesto que tenías derecho, Jisoo—se sentó a un lado de la cama de Jisoo—Pero entiéndeme... yo no sabía cómo.
Y realmente lo era, porque Jennie ahora estaba sola en esto, había pasado más de una semana velando por Jisoo, arreglando cualquier cosa del hospital, las necesidades básicas de su amiga, esas horribles noticias... todo.
El padre de Jisoo, les dio la espalda, al parecer el hombre culpaba de todo a su hija mayor. Los propios padres de Jennie no la quisieron apoyar, porque Jisoo no era su persona favorita, incluso, su madre daba muchos indicios de odiarla. Y Lisa, la persona que tendría que estar al lado de Jisoo, y que juraba amarla, huyó.
¿Qué es lo que Jennie podría hacer? No lo sabía.
La única cosa que tenía clara, era que no dejaría a Jisoo por nada del mundo, no importa que tenga que sostenerla en sus hombros por el resto de su vida.
Ella daría su vida entera por esa chica desolada.
¿Por qué?
Muy sencillo. Ella si amaba a Jisoo, no solo en palabras, si no con el corazón.
—¿Tu... la viste? —la delgada voz de Jisoo se hizo de nuevo presente.
—¿A qué te refieres? —frunció el ceño, con miedo tan solo con hacer la pregunta—¿Quieres decir... el funeral?
Jisoo ladeó un poco su cabeza, asintiendo.
—No, yo... no fui. No podía alejarme de ti... —jugó nerviosamente con sus manos temblorosas y pálidas, su cuerpo ya comenzaba a reclamar de cansancio.
—¿Y... antes de que... muriera? —miró a Jennie, con lágrimas acumuladas en sus ojos. Otra vez.
—Ella estaba destrozada, Jisoo... cuándo los doctores no pudieron salvar a Kathleen, y cuándo... —exhaló todo el aire— cuándo le dijeron que posiblemente tu tampoco lo lograrías... ella se destrozo ahí mismo—tragó el nudo en su garganta, odiaba mencionar esa parte, porque si lo pensaba, terminaba en millones de escenarios con Jisoo muerta, y eso la mataba por dentro.
