En una sociedad dónde los héroes solo buscan fama y fortuna, ignorando el sufrimiento escondido de las personas, un joven chico decide convertirse en ese héroe de esperanza para la sociedad.
No sé esperaba que su simple existencia comience a sacar...
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— Mierda, mierda, mierda.
El pelinegro corría por el campus de la U.A mientras miraba la hora en su teléfono, justo en el momento en que las clases comenzaban. Se había levantado tarde ese día y Sophia lo obligó a desayunar antes de irse, por lo que no alcanzó el tren que siempre tomaba y tuvo que ir en el siguiente, llegando más tarde de lo planeado.
— Maldición, no tengo tiempo.
Una vez llegó a la entrada en el edificio creó una nube y se subió en ella, elevándose por el cielo a un lado del edificio. Mirando por las ventanas las clases, dos pisos antes del suyo vio a Present Mic dar una clase de inglés, esté claramente lo vio flotar en su nube, por lo que con una sonrisa el pelinegro lo saludo antes de elevarse más alto, dejando paralizado al rubio, quién se acercó rápidamente a las ventanas para corroborar lo que vio.
Al llegar al piso de su clase, detuvo su nube, acercándose a la ventana para abrirla, asustando un poco a Midoriya que estaba sentado justo enfrente de esa ventana.
— ¡¿Qué?! ¡¿ Megumi?! —Chillo el peliverde llamando la atención de toda la clase.
— ¡Hey! ¿Llegue muy tarde?
El pelinegro sin vergüenza alguna en su cuerpo terminó de abrir la ventana, comenzando a entrar por esta y empujando un poco al chico pecoso para pasar a su lado.
— ¡Obor...!—Aizawa se corrigió rápidamente. — ¡Megumi! No puedes entrar por la ventana, tienes que usar la puerta como todos los demás. —Le regaño a pesar de su equivocación al principio.
—Oh, ¡Profe! —Chillo el ojiazul al verlo, acercándose a su asiento a un lado de Yaoyorozu. — ¿Ya se encuentra bien? ¿No debería descansar con tantas vendas?
— Megumi, el profesor Aizawa tiene razón, tienes que entrar por la puerta como todos los Alumnos. Además debes dirigirte con más respeto al profesor, aún se encuentra herido, tienes que ser más delicado con el asunto. —Le regaño Iida, parándose de su asiento y moviendo sus manos roboticamente. — además, ¡Usa el uniforme correctamente! —Chillo escandalizado.
Megumi bajó la vista a su pecho, notando que su camisa estaba completamente abierta, con la corbata a medio colgar en su cuello y las puntas de su camisa metidas en su pantalón, además de que ni siquiera pudo abrochar correctamente el cinturón de este. Llevó una mano a su cabeza notando que su cabello suelto se encontraba todo revuelto por correr y probablemente estaba todo despeinado.
— ¿Qué hay de malo en lucir un poco el cuerpo de uno? —pregunto con burla, sonriendo orgulloso mientras hacía poses con sus brazos. — Vamos Iida, yo se que te gusta lo que ves...
