Capítulo 14

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El mundo no paraba de dar vueltas en la cabeza de Natasha. Su corazón latía tan fuerte que se preguntó si alguien más podría escucharlo. Alicia podría,pensó. Después de todo sus sentidos parecían no tener límite. Pero esto no se trataba de Alicia, ni siquiera se trataba de ella. Esto se trataba del mensaje que acababa de recibir:

—Paul volvió. Y te está buscando.

La joven aún no podía creer lo que había escuchado. ¿Cómo era posible que Paul hubiese regresado al refugio? ¿Acaso habría vuelto a ser el de antes? No. La mentalista reprimió ese pensamiento antes de que le proporcionara esperanza; después de todo, su último encuentro con Paul no había sido muy placentero que digamos...

Sin embargo ese encuentro no había sido tan caótico como podría haber resultado. Después de todo el joven decidió no hacerle daño, a pesar de que no había manera en la que Natasha pudiese escapar de sus garras en ese momento. La joven recordó como quien alguna vez había sido su amor decidió no hacerle daño al mirarla a los ojos. Tal vez sí había algo del viejo Paul atrapado dentro del ahora rastreador.

Bajó las escaleras sin pensarlo demasiado, llevaba casi un año allí y su cuerpo ya se habpia acostumbrado a cada escalón y cada detalle del refugio. Es por eso que ver a Paul allí le resultó a Natasha tan... perturbador.

El joven se encontraba de pie, su cuerpo fornido se notaba tenso y Natasha notó como miraba por todas partes, tratando de comprender ese lugar. Se preguntó si así se había visto ella la primera vez que puso un pie en el lobby del refugio.

No, para ella realmente había sido una primera vez. Paul debía estar experimentando algo peor; después de todo este ya había sido su hogar, ya había aprendido a moverse con confianza en cada pasillo de ese extraño edificio, y ahora todos esos recuerdos se habían borrado. Natasha imaginó que la sorpresa que ella había experimentado se mezclaba dentro de Paul junto con la frustración de no poder recordar ese lugar. Definitivamente entendía por qué se notaba una expresión incómoda en el rostro del joven.

—Oí que me buscabas —dijo intentando controlar la vibración de su voz—. ¿Qué es lo que quieres?

—¿Eres Natasha? —preguntó Paul mientras llevaba sus ojos a una fotografía.

—Sí. —Natasha respondió antes de que el joven pudiese mirarla—. Soy yo.

—Tara me dijo que tú me ayudarías aquí.

Natasha notaba cómo poco a poco su conversación ganaba más espectadores. Muchas personas se estaban dando cuenta lo que había pasado y ninguna quería perderse el desenvolvimiento de esa historia. Después de todo había sido la principal en todos los chismorreos del refugio. Quería hacerlos volar, gritarles que se metieran en sus propios asuntos. Pero nada de eso fue necesario, desde el fondo de la habitación Natasha escuchó a una voz autoritaria decir:

—Todos a sus habitaciones, por favor.

Kate se acercó sin dificultad al lugar donde los jóvenes se encontraban. Paul la miró con confusión, lo cual causó en Natasha un extraño instinto protector.

—No te preocupes —le tranquilizó—. Ella es Kate, es la encargada de este lugar.

—Paul —dijo la directora con una sonrisa en su rostro—. Estoy encantada por tu regreso. Ahora, creo que será mejor que conversemos en un lugar más... privado.

Sin cersiorarse si la estaban siguiendo o no, Kate tomó rumbo a su oficina. Natasha observó como Paul cerraba sus puños, se preguntó si eso sería un gesto de furia, confusión o simplemente miedo. Pero lo que sea que fuera el joven lo reprimió en menos de un segundo y sin titubear siguió a la directora.

Búsqueda (la mentalista #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora