Capítulo 15

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Lo que sucedió después de que Paul cerrara los ojos esa noche se convirtió en una de las experiencias más desagradables de su vida. Al principio no sintió nada fuera de lo común, simplemente se encontraba en ese estado entre dormido y despierto. Podía escuchar los susurros de los jóvenes que estaban en la puerta de la enfermería, sin embargo cada vez se escuchaban más y más lejanos, poco a poco estaba entrando a el mundo de los sueños...

En el momento en que creyó que iba a perder la consciencia fue cuando vino la primer oleada de dolor. No era un dolor físico, algo que se pudiese localizar en una parte concreta, este dolor venía de todos lados y de ninguno a la vez. Era exhaustivo. Paul comenzó a temblar de pies a cabeza.

Paul, escuchó a Natasha decir. Sin embargo la joven no estaba hablando, la escuchaba dentro de su mente, al igual que escuchaba a Elizabeth de vez en cuando. Necesito que te tranquilices, así todo esto terminará más rápido.

El joven intentó tranquilizarse, respirar profundamente, sin embargo cada segundo se le hacía más difícil respirar, era como si inclusive sus pulmones estuvieran agitándose junto al resto de su cuerpo.

De repente escuchó voces, algunas conocidas como Brutus, Elizabeth o Tara. Otras completamente ajenas a su memoria, aunque en el fondo reconocía que le eran familiares.

Cóncentrate en la voces, le ordenó Natasha, quien al parecer también las escuchaba. Escucha lo que dicen.

Paul lo intentó y al instante se dio cuenta que esto hacía que redujera el dolor. Esas voces eran un ancla en el mar de sus recuerdos. Pronto comenzó a ver fragmentos de su vida anterior: él sentado en un extraño salón repleto de mesas junto a dos personas que desconocía. No. Son Daniel y Alicia, recordó de repente. Ambos sonreían, como si nunca nada malo hubiese sucedido en sus vidas. Paul supo en ese instante que quería volver a ese momento, quería estar riendo al lado de ellos.

Otro recuerdo invadió su mente, él en un tejado, al lado de Natasha. Su cabello le caía de manera perfecta en sus hombros. Sabía que sus rizos estaban desordenados, pero extrañamente cada uno parecía estar en un sitio perfecto. Ella lo miraba con una gran alegría en sus ojos, no había la más mínima expresión de miedo en su rostro.

—Soy la Natasha testaruda, la Natasha leal, la Natasha valiente, la Natasha que necesita que la salven y la Natasha que puede valerse por sí misma.

Paul supo en ese instante que quería besarla. Quería estar solamente con ella.

—Y más importante —dijo la joven acercándose a sus labios—. Soy la Natasha que quiere que lo hagas.

Paul sintió sus labios junto a los de ella. Se sentía bien, había una perfecta sincronía en cada uno de sus movimientos, quería más de ella, pero también quería disfrutar de ese momento, no quería llevar las cosas demasiado rápido.

De un pronto a otro su recuerdo cambió. Estaba en un cuarto, escuchaba la lluvia y los truenos fuera de este. Había miles de vidrios rotos en el suelo, como si alguien hubiera entrado allí y destruido todo a propósito. Sin embargo eso no era lo extraño de ese lugar. Allí había una joven, retorcida, llena de sangre y asustada de verlo. Algo en él le decía que debía correr a su auxilio, pero otra parte -la más fuerte- le decía que debía destruirla. Al final su sed de sangre pudo más que su piedad y se acercó a ella y la golpeó.

Con cada golpe se sentía mejor, más vivo. Sabía que esa era la decisión correcta. Pronto volvería con Elizabeth y sería libre.

¿En serio crees que puedes cambiar? Una voz, distinta a la de Natasha preguntó. ¿Crees que todo lo que hiciste se desvanecerá así como así?

Búsqueda (la mentalista #2)Where stories live. Discover now