Pista 3: Aliados

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Una vez que los invitados se marcharon, Kallum se dirigió a su biblioteca, para encontrarse a un pelirrojo con mirada fanfarrona cruzado de brazos.

- Te tomaste tu tiempo, amigo mio, que tal todo?-.

-Lo lamento, Ren, tuve que lidiar con un pequeño...inconveniente-.

- Si con "inconveniente" te refieres a tu hermana, ya me imagino que sucedió - soltó una carcajada.- Dios, si que me hacen reir-.

Kallum revoleo los ojos. Ren era su unico aliado ( y amigo) en ese momento.Era el hijo del jefe de la nación Inviceo - ¿Trajiste lo que te pedí?- preguntó el adolescente.

-Por supuesto, ¿te cave alguna duda?- contestó con su cara de orgullo.

- Esto... interesante...creo que si...- se frenó en seco.

-¿Encontraste algo, Kallum?.

-Si, tienes que ver ésto-.

El adolescente le acercó los archivos a Ren, y leyendo en silencio, una pequeña sonrisa se le empezaba a formar. Bingo.

Odette, mientras tanto, se encontraba en su escritorio buscando la manera de poner el comercio en pie nuevamente, pero con esa maldita enfermedad, todo parecia cada vez mas difícil.
Se froto la sien con los dedo, y lanzo un suspiro. No entendía cómo una tonteria la mantenía tan al borde del precipicio.

Si no encontraba una solución, no se lo perdonaria. No se permitíria caer tan bajo.
El toque sutil de la puerta la hizo desconectarse de sus pensamientos.

-...¿Quién es?-.

- Princesa Odette, soy yo, Nina,. necesito hablar con usted!-. Se la notaba nerviosa.

-Oh, por supuesto, pasa,Nina-.

La mujer paso apresuradamente, y cerro la puerta con la misma velocidad.

-..¡¡¡Sus-sus padres, van a contraer un matrimonio forzado con usted y el hijo del jefe de la nación de Dimenton, Lio Direone, su majestad!!!-.

La princesa se quedo quieta, y sin una expresión decifrable en su rostro. Despues de un pequeño silencio, decidió hablar.

-¿Y que tiene eso de malo, Nina?- porfirio tranquilamente mientras guardaba unos papeles.

-¿ Usted no cree que es injusto, y un problema en su objetivo...?-. murmuró la dama.

- No estoy de acuerdo ni feliz por esto, pero es mi deber como princesa y futura heredera al trono aceptar las desiciones de los actuales reyes-.

-...¿incluso, sabiendo que el señorito Lio quedará a cargo del reino, en tal caso?- Respondió Nina con pucheros.

Odette pestañeo lentamente.

-¿¿¡¡ Cómo que el se quedará a cargó del trono, Nina??!!- grito la adolescente mientras se agarraba su cortó cabello anaranjado.

-Esto es malo, muy malo!... que voy a hacer?... maldición...-.

-...Se lo dije, su majestad... - bufó la sirvienta.

De repente, se le iluminaron los ojos, y su mueca de frustración se transformó en su típica sonrisa de superioridad .

-Escuhame, Nina, necesito que me hagas un favor...-.

-Y, entonces, ¿cuál es el plan?- indicó Ren con los brazos cruzados detrás de la nuca.

- Ahora que confirme mí teoría, puedo dar el siguiente paso. Supongo, que habras escuchando del futuro esposo de mi hermana, verdad Ren?.

- Ah!, ¿ hablas de Lio ? ¡Escuché sobre eso! Su nación es el puente en el comercio, lo he visto un par de veces en algunas galas y reuniones, pero dicen que es verdaderamente tímido.¿ Pero que tiene que ver el casamiento de la princesa con la información que te dí?-

Kallum soltó una pequeña sonrisa.

- Veras, he viajado hasta esa nación de niño, y tienen las rosas blancas más magníficas que ví en toda mi vida, por cierto... Ahora que se que ellos seran la solución, si entabló una relación con Lio, podré usarlo a mi favor-.

- ¿Kallum, te olvidaste de que quizá el sea uno de los muchos duques que te tienen miedo?-.

- Por supuesto que lo se , Ren. Sin embargo, ya tome una desición al respecto. Haré lo que sea necesario para que Lio se convierta en mi mejor y mas preciada pieza del tablero-. Porfirio leyendo nuevamente los papeles con una sonrisa.

Mientras tanto, en la nación de Dimenton, un chico de pelo rubio y ojos púrpura brillantes se encontraba leyendo tranquilamente en su silla.

Después de leer la última página, decidió ir a comer algo. Paseando por el pasillo, encontró la puerta de la oficina de su padre, el jefe de la nación, entreabierta, por donde se podía escuchar una animada charla.

Por curiosidad, el muchacho se acercó a la puerta, y escuchó la conversación.

-... Claramente, al señorito Lio le va a encantar esta espléndida noticia, mi señor!- exclamo entusiasta un marqués.

- Ya lo creo, su hijo y la princesa del reino de Moonsdat harán una espléndida pareja!- concluyó otro marqués presente en la sala.

- Ya quiero ver la cara de mi querido Lio cuando se entere de su casamiento!...- aprobó el jefe.

-Ca- Casa- Miento...?!- exclamo para sus adentros el joven mientras reteocedia horrorizado de vuelta al pasillo.

Mientras corría, se detuvo en un vanco que se encontraba en el jardín y empezó a llorar.
Casarse, el? Ni en sueños.

Simplemente no podía hacerlo. Que pasaría si fracasaba? Que pensarian el rey y su padre? Y la princesa?.

No, no podía hacerlo. El solo era un chico timido y extraño, que nunca tuvo una mano amiga.

Mientras calmaba su llanto, una carroza proviniente del reino Moonsdat se acercaba a las rejas del palacio Dimenton.

Era hora de empezar a jugar.

Dear My Ever GardenWhere stories live. Discover now