✩*⢄⢁✧01 ✧⡈⡠*✩

117 13 2
                                    

✧・゚: *✧・゚:*✧・゚: *✧・゚:*✧・゚: *✧・゚:

"Solo al soñar tenemos libertad,  siempre fue así y siempre lo será "

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Solo al soñar tenemos libertad,  siempre fue así y siempre lo será "

—John Keating (La sociedad
de los poetas muertos)

*✧・゚: *✧・゚:*✧・゚: *✧・゚:*✧・゚: *✧・゚:


Jason

Se dirigieron  a un ala de cabañas más nueva situada en el sudoeste del prado.

La cabaña 15 , ese era su destino.

Parecía una anticuada casa de pradera con tapias y tejado de juncos. En la puerta colgaba una corona de flores carmesí: amapolas, pensó Jason, aunque no estaba seguro de cómo lo sabía.

—¿Crees que es la cabaña de mi padre? —preguntó.

—No —respondió Annabeth—. Es la cabaña de Hipnos, el dios del sueño.

—Entonces ¿por qué…?

—Te has olvidado de todo —dijo ella—. Si hay un dios que puede ayudarnos a resolver la pérdida de memoria es Hipnos.

Aunque  casi era la hora de cenar, dentro había tres chicos profundamente dormidos tapados con montones de mantas.

En el hogar crepitaba una cálida lumbre. Sobre la repisa de la chimenea colgaba la rama de un árbol, de cuyas ramitas goteaba un líquido blanco en una serie de cuencos de hojalata. Jason sintió la tentación de coger una gota con el dedo para ver lo que era, pero se contuvo.

Sonaba una suave música de violín en alguna parte. El aire olía a lavanda fresca. La cabaña era tan acogedora y tranquila que Jason empezó a notar que le pesaban los párpados. Le apetecía echar una siesta. Estaba agotado.

Había muchas camas vacías, todas con almohadas de plumas, sábanas nuevas, colchas mullidas y… Annabeth le dio un codazo.

—Espabílate.

Jason parpadeó. Se dio cuenta de que se le habían empezado a doblar las rodillas.

—La cabaña quince produce ese efecto en todo el mundo —le advirtió Annabeth—. Para mí, este sitio es todavía más peligroso que la cabaña de Ares. Por lo menos con Ares puedes descubrir dónde están las minas terrestres.

—¿Minas terrestres?

Ella se acercó al chico que roncaba más cerca y le sacudió el hombro.

—¡Clovis! ¡Despierta!

El chico parecía un ternero. Tenía un mechón de pelo rubio en una cabeza en forma de cuña, facciones marcadas y un cuello grueso. Su cuerpo era rechoncho, pero tenía unos bracitos largos y finos como si el mayor peso que hubiera levantado en la vida hubiera sido una almohada.

✿An unreal dream³✿- Leo Valdez (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora