La aceptación

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No pasara en estos días, no es así como funciona,  me decía Laura desanimada, diciéndome que ella ya llevaba aquí 1 mes y solía venir todos los días y quedarse en la estación y no había llegado a ver nada, solo niebla, y nada más, no vale la pena que nos quedemos a dormir aquí todos los días, hasta que el tren aparezca de nuevo, el clima se pone insoportable, hace mucho frio, podríamos enfermar y eso seria peor que estar atrapados aquí.
Lo que nos estaba diciendo Laura era muy coherente, asi que tomamos nuestras cosas y nos dirigimos al motel, el cual era muy cómodo, muy al estilo de las películas antiguas, de un solo piso, con la recepción al lado del hotel, era de madera y con un toque muy al viejo oeste, acogedor y no tan espacioso pero tenía todo lo que necesitábamos para vivir, Laura dormía en la misma habitación conmigo y Max en la habitación de al lado. Pasaron días, semanas, hasta ver que ya había pasado un mes más, aprendimos a vivir juntos diario nos turnábamos para cocinar, uno iba al supermercado, racionábamos la comida, y alguien cocinaba, jugábamos cartas, y luego rotábamos horarios para dormir y uno se quedaba despierto, habíamos puesto un telescopio con el cual podíamos alcanzar a ver a la estación del tren, y lamentablemente aquella luz no se volvió a ver.
No queríamos resignarnos a que jamás volvería, apenas había pasado un mes puede que ya vuelva a pasar de nuevo, o por lo menos esa era la idea que nos motivaba a todos a poder mantenernos cuerdos y con un poco de felicidad y optimismo. Una noche estaba yo en la guardia, comencé a ver que llego de nuevo la neblina, lo cual era una clara señal de que el tren pudiera regresar esta noche. Parece que es momento de largarnos de aquí. Esa noche tomamos algunas bebidas energéticas para no quedarnos dormidos esta vez, nuestras mochilas y provisiones, y tomamos camino para la estación, apenas y lográbamos ver por esa neblina que era más densa de la que ya nos había tocado ver en otras ocasiones. Después de caminar casi a oscuras llegamos y nos instalamos en las bancas de la estación, esta vez no nos ocurriría lo de la otra noche. Transcurrieron casi 2 horas, cuando de repente se escuchó el ruido del tren, las luces se dejaban ver pese a aquella neblina, corrimos haciendo señales, y abrimos las puertas del tren y nos subimos en el primer vagón que encontramos, nos subimos y no había pasajeros en el, al parecer éramos los únicos. íbamos muy felices, el tren comenzó a avanzar y poco a poco comenzamos a tener señal en el teléfono, aunque ocurrió algo más extraño que lo que nos había sucedido en aquel pueblo, el horario de nuestro celular cambio junto con la fecha, parece que apenas había transcurrido unas cuantas horas. Estábamos asombrados ante aquel suceso, no sabíamos que diríamos los 3 ya que si mencionábamos lo que nos pasó todos creerían que estábamos locos, así que preferimos guardar todo eso que vivimos durante meses para nosotros mismos, y jamás volver a tocar el tema, continuar con nuestra vida normal, aunque eso que nos sucedió jamás podríamos olvidarlo.

La estación PerdidaWhere stories live. Discover now