La pupila de Misha

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─El aroma de tu sangre, entristecida por la pérdida de tus parientes, es tan atractivo ─reverberó la voz de Misha en la oscuridad y silencio de mi mente.

Me desperté sobresaltada y me hallé desnuda sobre la alfombra de piel de la sala de su casa. Pero no tenía frío, por un lado, porque el hogar estaba encendido, por otro, porque tenía al demonio encima de mí. Su torso estaba desnudo y era visible el muñón que le había quedado, aparentemente un poco más largo que la vez anterior que lo vi. Sus ojos grises me miraban con una insistencia que incomodaba. Mi primer impulso fue querer apartarlo, pero rápidamente reflexioné. Molestarlo sería perder totalmente a mi familia, debía ser más paciente.

─¿Fue todo un sueño? ¿El visitar a mi tía y que mi madre esté en Plains...? ¿cambiar de apariencia? ¿La identidad falsa? ¿lo del grimorio en idiomas eslavos? ─tenía tantas preguntas...

Él pasó su gran mano por mi pelo corto.

─Me gustaría que fuera un sueño para que no actúes de esa forma tan molesta.

─Entonces quiero verla, a mamá ─me senté tan rápido como él se me quitó de encima. Miré la hora en el reloj de la pared. Las seis. Posiblemente de la mañana. Me caí de espaldas de nuevo, a causa de un fuerte mareo.

─Ten más cuidado, estás sin sangre y sin comida. Te traeré algo, necesitarás energía.

Mientras él iba a la cocina, miré el fuego, valorando tomar alguna rama encendida para prender la casa. Pero antes de que pudiera hacerlo, él regresó con una taza humeante y me la puso frente a la cara. Era chocolate caliente. Me sonrió de forma ladina. Era como una repetición de lo ocurrido anteriormente.

Mientras me incorporaba con cuidado y tomaba la taza entre mis manos, él me puso el abrigo de piel blanco sobre los hombros.

Tomé el dulce líquido, intentando rememorar cómo había llegado a la sala. Mi último recuerdo fue desmayarme en una acera oscura del pueblo. Lo demás era negrura.

─¿No ibas a prenderme fuego con las ramas del hogar? ─me provocó.

─Sospecho que, si sobrevives, no me darás una segunda oportunidad. Quiero a mi familia con vida, aunque no me reconozcan ─tomé ávidamente el chocolate, me faltaba energía.

─Decisión inteligente. Mejor termina tu taza y ve a alistarte, pues tendrás visitas en breve.

─¿Vi... visitas? ─tartamudeé nerviosa. Pensé en mi familia.

─Rose quedó contigo para una clase de idiomas hoy en la mañana ¿lo has olvidado?

─Oh... ─me desinflé.

─Hagamos un trato. Si tú prometes pasar toda la mañana estudiando y cumpliendo todo lo que se te pida, yo buscaré la forma de que pases la tarde con tu gente.

─Te aprovechas porque sabes que los necesito. Pero está bien, acepto ─apuré toda la bebida y le extendí la taza vacía.

Él la tomó, fue a la cocina en segundos y regresó con la misma velocidad. Tomó un cubo lleno de tierra, extinguió las llamas crepitantes y me mandó a la habitación. Me vestí con la misma ropa de la noche anterior, la cual encontré tirada por el camino. El cuerpo me dolía, como prueba de que Misha me había tomado mientras estuve inconsciente. Además, tenía su aroma pegado por todas partes.

Miré la estantería de libros en la habitación y bajé algunos que estaban en cirílico, para incentivarme a repasar los temas antes de la llegada de Rose. Mi calificación aprobatoria sería poder abrazar a mamá.

Me senté en la mesa de la cocina y me sorprendí cuando Misha se sentó en una silla a mi lado, muy pegado a mí. Él se puso a explicarme el idioma de manera paciente, sin que yo pudiera salir de la sorpresa. Pero, en cualquier caso, puse atención a todo lo que me explicaba, sus garras largas pasando por los textos, sus dedos tomando la lapicera para escribir ejercicios de repetición en el cuaderno que me había dejado Rose, su voz pronunciando su idioma, sus palabras, ese tono tan hipnotizante que me transmitía agradable calor y me hacía olvidar de quién era el que me acompañaba. Lo repetía todo de la mejor forma que podía, una y otra vez según él me lo pedía, para memorizarme las cosas.

Sangre de fénix [Vampiros]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora