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Nuevamente Jimin sentía los nervios a flor de piel. Respiró hondo viendo que eran casi las diez de la noche. Observó al peluche y salió del cuarto para acercarse a la entrada principal y abrirla un poco.

Hacía frío.

Se alejó viendo la puerta ligeramente abierta y electricidad pura recorrió su cuerpo. Su aliento era corto pero aún así se trataba de mantener tranquilo. Cruzó el largo y vacío pasillo hasta su cuarto donde cerró la puerta de este.

Se preparó, hizo lo que su acosador le pidió y además le preparó otra pequeña sonrisa. Cogió las rosas que colocó en su almohada y se deslizó dentro de las sábanas con las rosas rojas rodéandolo.

La escena era puramente insinuante, erótica y artística, mostrando aún la pureza en esos pétalos rojizos de las vírgenes rosas.

Se colocó la venda en los ojos y quedó sumergido en la oscuridad total. Sus labios rosados brillaron debido a la saliva cuando se relamió y se estremeció respirando por la misma boca. Sentía su cuerpo contraerse, la emoción recorriendo sus nervios y mandando cosquilleos por su piel. Escuchó la puerta de la entrada cerrarse con fuerza.

Su corazón retumbó en sus oídos y una pequeña sensación de pánico se instaló en su cuerpo. Respiró profundo exhalando entre temblores y aferrándose a la almohada apretando sus ojos para cerrarlos más pese a la venda que tenía.

Escuchó pasos. Comenzó a pensar que quizás era una pésima idea hacer todo esto. Dios, no.

¿En qué pensaba? ¿Sería muy tarde hacerse para atrás?

Claro que no, pero la curiosidad lo carcomía más que el querer salvar su pellejo. Escuchó la puerta de su cuarto abrirse. El chirrido fue lento, casi pudo sentir el fresco aire volviendo a entrar.

Tragó pesado pero se mantuvo quieto escuchando como se cerraba y pasos más suaves. Una presencia acercándose a la cama que se hundió a los pocos segundos. Un silencio gélido se formó donde Jimin abrió sus ojos solo viendo la fina tela. Respiró profundo en un intento de disimular su terror y fingir estar dormido.

El silencio se prolongaba y el querer arrancarse la venda para ver qué sucedía era cada vez más tentador. Pero no. Iba a aguantar. Finalmente escuchó más ruidos y la cama se fue hundiendo más y aquella profunda y deliciosa fragancia se instaló en sus fosas nasales.

Tembló, tembló de emoción al saber que realmente el misterioso hombre que le mandaba cartas cada día y regalos estaba en su cama. Sintió un beso en su hombro y unos fuertes brazos rodearlo posesivamente por su fina cintura.

Sintió una calidez única chocar contra su espalda desnudo que le mandó miles de descargas por todo su cuerpo. Se sentía temblar más fuerte, pero encantado con la sensación.

Yoongi lo observaba con la boca abierta, sin poder creer que nuevamente lo estaba tocando, viendo su hermoso cuerpo canela brillar con la luna, su precioso cabello sedoso por donde pasó sus dedos para sentirlos, el suave aroma a uva que desprendía su cuerpo. Se pegó a él inevitablemente depositando un beso en su hombro, sintiendo la furia de su corazón descontrolándose al sentir finalmente esa piel tocar sus labios.

Recorrió su belfo por la nuca del chico quien no oprimió sus sonidos tímidos, los suaves toques de lujuria que se liberaban de aquellos carnosos labios que expulsaban cada vez aire más pesado.

El tacto se sentía como fuego puro, como pequeños destello de electricidad que habían helado sus cuerpos y al mismo tiempo los encendió a sudar. Yoongi lentamente fue retirando la sábana donde Jimin se cubría y jaló en un rudo movimiento.

Jimin estaba desnudo. El adolescente pese a estar vendado, volteó un poco su cabeza a través de su hombro.

Yoongi sintió su corazón detenerse y toda la sangre correr en descontrol a su músculo latente que había ido más rápido y también a su entrepierna. Su boca se secó. Levantó la vista de aquellas piernas hermosas y aquellos glúteos lisos y blanquecinos en su más puro esplendor e inocencia.

La piel hermosa de un bello virgen esperando la mano que se encargaría de dejar las primeras manchas de deseo. Se encontró cerca del rostro del adolescente que tenía aún sus labios vendados pero sus labios abiertos, aquel rojizo belfo carnoso que expulsaba tibio aire de un aire pesado y excitado. Yoongi no lo dudó y atrapó aquellos labios entre los suyos soltando un gemido de placer total.

Jimin sintió su boca ser invadida y con un gemido rodeó con sus brazos a la persona desconocida aprisionándolo entre sus piernas y sintiendo su desnudez golpear contra la ropa tibia.

Su espalda se arqueó y sus labios fueron soltados lentamente, pero lo sintió aún cerca. Yoongi pasó fascinado la yema de su dedo índice por todo el pecho de Jimin de forma lenta y delicada.

El chico debajo de él soltó otro gemido y vio como sus lindos pezones se endurecían y se volvían más rojizos. Tragó más saliva en un desesperado intento de calmar aquella sed en su boca.

— Hazme tuyo. — Murmuró con voz claramente excitada el hermoso y frágil chico en sus brazos. Yoongi sonrió y besó su mandíbula subiendo hasta lamer suavemente la sien y depositar un profundo beso.

Jimin se volvió a estremecer debajo de él con su respiración más pesada y sintiendo su duro miembro comenzando a despertar con cada toque.

— ¿Eso es lo que quieres? — Susurró Yoongi suavemente sobre su oreja con una risa.

Jimin sintió el frío en su espalda. Su corazón se detuvo casi un par de segundos que inclusive dolió. Todo su cuerpo se contrajo y sus brazos se entumecieron, los vellos erizados al límite y sus piernas flaqueando.

La voz le faltó. Todo él comenzó a temblar. No podía ser verdad.

— ¿Yoongi?







~Kisses

LIMERENCIA ~YOONMINWhere stories live. Discover now