CAPITULO X

9 5 7
                                    

—¿Qué? Tú, eres...— dijo sorprendida.

—Sí, soy tú cuando tenías quince años, por qué tanta sorpresa, quieres seguir recordando ¿o ya fue suficiente?— dijo la jovencita.

—¿Por qué eres tan cruel? Quiero seguir recordando pero la verdad es que tengo miedo, que sucedió en este tiempo— preguntó Amaya.

—Ven y mira...— dijo la compañera acercándose a una ventana.

La madre de Amaya se veía avejentada y mucho más preocupada y triste que cuando la había visto la primera vez. Parecía como si los años lejos de su padre la hubieran vuelto una ermitaña solitaria. Su hermano Víctor estaba encerrado en su cuarto con un cigarrillo prendido y oyendo canciones que no conocía pero parecían llenas de dolor, mientras ella en su cuarto veía fotos de su familia cuando eran felices.

—Eso es lo que hicimos nosotras, fuimos presas de nuestras palabras, no pensábamos en ese momento que sería tanto el daño que haríamos, solo dijimos que queríamos amigos y terminamos así, entiendes ahora que sucedió.— Explicó la joven mientras la escena cambiaba una vez más.

Amaya se encontraba esta vez en un hospital, no entendía que pasaba, quería, pero no podía, a decir verdad prefería no saber lo que sucedía.

—De nuevo quieres huir, no lo hagas, esta vez no lo dejaré, ya te lo dije, eres una cobarde realmente, no entiendo como pude convertirme en algo como tú, mira, ven aquí— dijo la jovencita tomando del brazo a Amaya y llevándola a una habitación.

—Qué pasa, quién... ¿mamá?— dijo Amaya.

—Sí, nuestra madre no soporta más el sufrimiento, ella trabajó duro para mantenernos desde que papá se fue, trabajó en una hilandería, para poder darnos de comer a mí y a Víctor, papá dijo que nos ayudaría pero luego de un año dejó de mandar dinero, dijo que había encontrado a alguien más y decidió formar una familia nueva, dijo que su nueva familia era más comprensiva y lo apoyaba.— Decía llorando la joven.

—Fuimos egoístas, tú queriendo amigos, mamá deseando más de lo que tenía, Víctor fue el que más entendía a papá y nunca tuvo quejas para él, es por eso que decidió alejarse de nosotras y la relación cercana que teníamos se rompió en aquel momento, entiendes que fuimos las causantes después de todo.— Dijo susurrando al oído a Amaya aquella aparición.

—Pero... éramos pequeñas, no sabíamos lo que decíamos, fue el deseo para nuestro cumpleaños, tener amigos, no fue una queja, nunca hubiéramos querido que esto pasara, ¿por qué es que nos culpan entonces?— Replicó Amaya.

—Porque lo dijimos, y allí condenamos a nuestra familia, sin saberlo sellamos el destino de la misma. — Contestó con resignación la joven Amaya.

La escena era desgarradora y cuanto más recordaba Amaya, más deseaba volver a olvidar y empezar de nuevo, de cero, sin recuerdos, si todos eran amargos ya no quería seguir viendo su vida pasar frente a ella.

Su madre por trabajar en la hilandería tanto tiempo había contraído tuberculosis, por la contaminación y por el poco aire que había en su lugar de trabajo. No había vuelto a rehacer su vida, se había dedicado a sus hijos, tratando de llenar el espacio que había dejado la ida del padre de sus hijos, aunque nunca se pudo recuperar de ello, seguía amando a aquel hombre como el primer día, pudo soportarlo todo pero la noticia de la nueva familia la tomó por sorpresa, no creía que el amor de aquel hombre moriría tan pronto.

Una nueva familia, una familia mejor que la que ella le había dado, trataba sentirse feliz por él pero, en el fondo de su corazón aún deseaba que él volviera un día junto a ellos. Luego de ese acontecimiento intentó seguir su vida con la mayor normalidad posible pero le fue imposible, poco a poco fue cayendo en una total vacío, sumado al distanciamiento de Víctor y sus constantes reproches hacia ella y Amaya, junto con desprecios y enojos la iban ahogando más y más en ese abismo.

NARCOLEPSIA #AA2022 #Purple2023Where stories live. Discover now