Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El día que la conocí, fue un día maravilloso, cálido y brillante. Aquellos ojos verdosos eran como un jade, firmes y afilados, cualquiera quedaría hechizado por su mirada y su largo cabello era blanco, tan blanco como la nieve, que daban ganas de acariciarlo.
Yo quedé totalmente hechizado por esa mujer.
—¿Puedo ayudarle en el algo?
Esa pregunta fue el inicio de todo.
De mi felicidad, con un toque de amargura.
—¿Quieres venir conmigo a una cita?
—¿Estas bromeando?
Me miraste con esos brillantes ojos, los cuáles me encantaban.
—¿Te parezco alguíen que hace ese tipo de bromas?
Me analizastes con duda, queriendo saber si bromeaba o no. Al final simplemente suspirastes y me distes una rápida mirada antes de ver tu reloj.
—En Tokio, en frente de qonfection. Ni un minuto antes ni un minuto más, si no estásolvídate de mi y no vuelvas a hablarme.
—¡P-por supuesto!
Estaba emocionado. Después de cinco largos meses de cortejarte, me habías dado una oportunidad. Me sentía el hombre más feliz del mundo, no había nada ni nadie que me quitara esta felicidad.
🥀
—¿Deseas ser mi novia? Te juro que nunca te arrepentirás.
Ese día, me encontraba demasiado nervioso. Desde de semanas de preparación, pude darte una gran sorpresa para salir contigo lo más formal y romántico que podía ser.