XIII - BATALLA ENTRE UKARIANTES

65 12 0
                                    

Capitulo trece
Batalla entre Ukariantes


Deben estar no muy lejos de donde me encuentro, ya que la esencia que emanan se transpira por todos los alrededores del bosque frente a la casa de Giulia.

Si no fuera tan especial ignoraría esta situación, que compete a la familia.

Cuando salí y cerré la puerta, la silueta de la señora Isabel se acercaba a lo lejos. Simule estar tocando la puerta en actitud de larga espera, y haciéndole creer que no la había visto.

—¿Tienes mucho tiempo esperando? —preguntó con una sonrisa de oreja a oreja, le caía bien.

—No, acabé de llegar —Respondí haciéndome a un lado para que ella pudiera acercarse a abrir.
Seguidamente incrustó la llave en el pomo de la puerta mientras me observa resplandecida.

—¿Qué son estas horas de visita? Giulia ya debe estar durmiendo.

—No, no. Precisamente venía a hablar con usted sobre ella, que sigue trabajando en la mansión.

—¿A esta hora? Voy a llamarla, porque no me dio aviso —abrió la puerta y sacó su teléfono.

—Precisamente por eso me tomé la molestia de venir personalmente a decirle que el teléfono de Giulia sufrió un accidente, y que ella se encuentra en horas extras, siendo de apoyo en una fiesta de bienvenida para mi madre. Todo ocurrió muy rápido, me disculpo de antemano; mamá está enamorada de su trabajo, será bien remunerada.

—Ah, entiendo, Ethan. —Se movió en dirección a la cocina, mientras se quitaba los zapatos, y los cambiaba por unas pantuflas.

Miré el reloj con impaciencia.

No sé qué pasará si la descubren…

Si tan solo no le hubiéramos dado tantas largas a esto ya estaría con nosotros de un todo, pero si no hubiera sido por ese entrometido de Stefano… Aunque tal vez si por el gran plan familiar no les ocultáramos nada el par de tortolitos…

—No siendo más, con permiso, señora Isabel.

—¿No me aceptas una bebida?

—Es que tengo prisa. Gracias por la comprensión y disculpe las molestias.

–Gracias a ti por el aviso.

Nos despedimos y salí en dirección al oeste. Dejé mi moto no muy lejos de la mansión, saqué mi teléfono y llamé a papá.

—La tienen, papá, ¡Tienen a Giulia!

—Comprendo —se notó preocupado, y prosiguió: —Saldremos para allá cuánto antes. No hagas nada hasta que nosotros lleguemos ¿Comprendes?

—¿Cómo es que no lo vimos venir? Yo mismo me encargaré de encontrarla; mi tarea era cuidar de ella.

—¡Ethan, es una orden! Sé que es nuestra, ¡pero es demasiado peligroso! 

—Solo apresúrense —colgué y corrí.

No sé a qué nivel sea tan indispensable para nuestras vidas, pero es tiempo de demostrar de qué está hecho un príncipe de Télclan.

ETHAN WALTON 1 © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora