Cumpleaños :3

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En un cuarto de hotel se podría ver a un joven de pelo verde quien estaba durmiendo plácidamente.

Y de repente alguien llega a su cuarto y con un caminar lento se acerca a su víctima, con una sonrisa en su rostro la persona se lanza hacia la cama donde estaba durmiendo el joven.

Ante la repentina acción del desconocido Izuku se levanta sólo para ver a una pequeña niña de pelo blanco y con un cuernito en su frente.

El joven solo se dispone a abrazar a la niña quien feliz correspondería al abrazo.

- Buenos días Eri - Dijo el joven con una sonrisa.

- Buenos días papi -  Dijo la ya nombrada Eri

- Parece que hoy estas con muchos ánimos -  Dijo Izuku.

- Siii -  Dijo Eri con una sonrisa.

- Feliz Cumpleaños hija -  Dijo Izuku para abrazar a Eri.

Así se mantendrían por unos minutos pero el estómago de Eri sonaría indicando que tenía hambre así que Izuku se levantó para preparar la comida.

Mientras que Eri esperaba felizmente mientras veía la televisión en el canal de Caricaturas.

Izuku veía la sonrisa de su hija pues su cumpleaños era el único día en el que Eri era consentida hasta más no poder no es que no consienta a su hija pero sus recursos eran casi inexistentes así que no podría consentir a su hija comprándole cosas que la hagan feliz, pero aún así nunca le faltó un plato en la mesa, y jamás le faltó tiempo para su hija.

Izuku tuvo que hacer muchos sacrificios para que su hija viviera feliz pues en su niñez jamás conoció lo que es un “Bienvenido a casa” de algún familiar, o tan siquiera tuvo una figura paterna o materna.

Izuku tuvo que sacrificar horas de sueño, estudios, y vida social para criar a su pequeña hija pero a palabras de él valió la pena cada maldito segundo que no pudo ir a una escuela con tal de ver a su hija viviendo lo que él no pudo.

En los cumpleaños de Eri Izuku siempre intentaba que Eri se la pase de lo mejor pues Izuku jamás tuvo a alguien que le diga feliz cumpleaños, hasta que Eri comenzó a hablar.

Al desayunar Izuku le pidió a Eri que se fuera a lavar los dientes y cambiarse y Eri felizmente obedeció dándole tiempo a Izuku de preparar el regalo que tenía para su hija.

7 meses de trabajo como sirviente de los Yaoyorozu valió la pena pues pudo ahorrar para comprarle un regalo a su hija y darle una sorpresa más.

Al terminar Eri bajo ya lista para tener su cumpleaños.

- Hija sierra los ojos -  Dijo el joven.

- Si papi -  Dijo Eri mientras cerraba sus ojos y tapaba su cara con sus manos.

- Sin hacer trampa - Dijo el joven.

- No papi - Dijo Eri emocionada.

Al pasar de unos segundos Izuku tuvo listo el regalo de Eri.

- Listo ya puedes abrir los ojos -  Dijo el joven.

Eri abriría sus ojos para ver un carro de juguete rosa.

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Padre Soltero Where stories live. Discover now