Capítulo 2

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𝐉𝐮𝐧𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝟏𝟗𝟑𝟎

"Espero que nos volvamos a ver,
pero ahora he perdido toda esperanza
de que así sea. Una vez, sólo una vez poder verlos de nuevo, y luego
que pase lo peor."

𝐈𝐝𝐚 𝐆𝐨𝐥𝐝𝐢𝐬̧

«Solo un camarada nacional con sangre alemana, sin importar su religión, puede ser ciudadano. Por lo tanto, ningún judío puede ser un ciudadano alemán.»

Escuché a papá leer con voz baja y apagada, frunciendo el ceño a medida que sus verdosos ojos, se deslizaban por las líneas escritas sobre el papel que tenía entre sus manos.

Mamá lo observó con una mueca áspera, en total desacuerdo de que se hablara del tema mientras nos encontrábamos cenando. Especialmente en mi presencia.

El tío Jaroslaw, un joven ocurrente y enérgico de mirada penetrante, que siempre tenía algo que decir, saltó de inmediato de su asiento.

—¡¿Puedes creerlo?!—escupió observando a papá.—Habrase visto, resulta que no somos ciudadanos. He vivido por años en Alemania y vienen ahora a decirme que no soy un ciudadano.

—Eso te pasa por ser tan testarudo, Jarek.—replicó papá, utilizando aquel mote cariñoso por el que solía llamarlo desde que eran niños.—mil veces te dije que regresaras a Polonia, a donde perteneces.

—¡Yo no me arrepiento de haberme ido! Soy tan ciudadano como cualquiera de ellos. No dejaré de serlo solo porque el NSDAP lo diga.

—¿No eras tú quien decía que ese dichoso partido obrero, del que tanto hablabas, mejoraría las cosas para Alemania? Pues ahí lo tienes, no son más que puras tonterías.

—Ya basta, Józef. Van a despertar a Alka y Saskia está presente—lo reprendió mamá en tono severo.

Sus palabras le hicieron encogerse en su lugar y observarme brevemente, luego de llevar un trozo de pan a su boca.

—Disculpa, querida.

—El partido hablaba de algo muy distinto al inicio. No era lo que esperaba cuando comenzó a escucharse sobre ellos. En realidad no veía nada de malo en la idea de un socialismo conservador.—continuó alegando el hermano de papá, bajando la voz ante la reprimenda de mamá.

—¿Nada de malo? No es solo un socialismo conservador. ¿Te recuerdo de donde parten sus ideales?—cuestionó mi padre.—es un partido racista y ultranacionalista.

—Yo no sigo sus ideales, pero tengo devoción a mi nación y considero que promover los intereses del Estado, en pos de alcanzar la unidad desde una visión más conservadora, es algo positivo.

—A quienes debes devoción es a nuestra familia, a nuestras creencias y a nuestro país, y te recuerdo que no es Alemania. Además, ¿si quiera has evaluado lo que el tal Partido Nazi ha declarado públicamente?

—¿Qué? ¿Su intención de segregar a los judíos alemanes de la sociedad "aria"?—preguntó el tío Jarek con escepticismo y un deje de burla—claramente son solo palabrerías. No harán tal cosa.

—Según sé, ya lo han estado haciendo. Y no es solo segregarlos—lo contradijo de inmediato papá—,han estado hablando de abolir sus derechos políticos, jurídicos y civiles, Jaroslaw.

Jarek soltó un bufido, moviendo la cabeza de un lado a otro con reticencia.

—No creerás algo como eso, Józef. Sería ridículo pensar que algo así pueda suceder.

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⏰ Last updated: Sep 22, 2022 ⏰

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Infierno en CracoviaWhere stories live. Discover now