"Uno de mis deseos más grandes fuiste tú, y ahora que te tengo, no pienso dejarte ir."
Fue interesante la manera en la que nos conocimos, no voy a negarlo, ¿quién se lo imaginaría?. Único y especial, como todo lo que tenía que ver con él.
Y el tie...
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“Cuando tocas mi corazón, tiembla de emoción“
Estaba empezando a acostumbrarme a esta vida, bueno, no del todo.
Muchas veces me sorprendí o asusté por mis sentidos más desarrollados, y otras tantas me enojaba porque no podía controlar mi rapidez, y me chocaba con las paredes.
Jaehyun se reía sin ningún disimulo las veces que presenciaba esto último, le gustaba divertirse con mis errores. Pero luego me explicaba lo que hice mal, y volvía a practicar para poder mejorar.
No podía negarlo, era un gran mentor, siempre sincero, aunque fuera una cruda verdad, me hacía notar mis errores, pero también halagaba mis avances.
Siempre envidié que Jaehyun pudiera demostrar la superioridad que tenía, porque yo solo mostraba debilidad. Lo veía, esperando en alguna otra vida, poder ser así.
Y se me había cumplido, esta era mi última vida, y ya podía sentir esa superioridad que antes anhelaba, podía mirar a todos por encima del hombro y saber que no podían lastimarme, porque yo atacaría primero.
Estaba mal. Lo sabía, pero había dejado atrás mis valores y aprendizajes sobre lo que estaba bien y mal, lo que era correcto e incorrecto. Ahora sólo seguía los consejos de Jaehyun y hacía lo que quería. Con ciertos límites, claro.
Fue un arduo camino para poder llegar aquí.
Escuchaba las voces de los socios en la Oficina de Jaehyun, esos hombres que siempre me desagradaron, pero nunca pude hacerles frente porque era muy pequeña ante sus ojos.
Había elegido un vestido especial para esta ocasión, pegado a mi cuerpo, algo corto y con tirantes, brillaba en un azul oscuro. Mis tacos resonaban con cada paso que daba a la oficina de mi pareja.
Algunos del personal se cruzaron en mi camino, haciéndome una venia con respeto, yo les asentía levemente. Por muy superior que fuera, no podía perder la educación.
Y abrí la puerta sin tocar, no era necesario, porque la única persona que me importaba, ya sabía que iba a entrar.
Los viejos se giraron de golpe ante la intromisión, y sus ojos se fijaron en mi cuerpo. Sé que al principio no me reconocieron, se veían intrigados e interesados en partes iguales.
Fui directo a Jaehyun, sin saludar a nadie. El nombrado alejó su silla del escritorio, dándome vía libre para sentarme en sus piernas. Me acomodé en su regazo, y pasé un brazo por sus hombros, mientras él agarraba mi cintura.
Fue cuando les di la cara a los viejos, que se dieron cuenta de quién era.
—Jaehyun...
—¿Mhm? —el vampiro estaba desinteresado ante sus expresiones, sabíamos que esto sucedería.
—¿Quién es ella?
—¿No la reconoces? — preguntó con sorna, levantando sus cejas levemente.
