6: La nena de su papi... y de su tiíto (4/6)

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Hija x Padre x Tío.

🌥️🌥️🌥️

Mamadas para dos.


Ahora que han decidido hacerla suya, Susi debe esperar todo el día a que lleguen su padre y su tío. Les espera la mamada de sus vidas.

Pensó que el resto del día se le haría eterno pero no fue así. Primero, lavó el vestido manchado, puso la lavadora y planchó toda la ropa acumulada. Después comió algo a mediodía, aunque los nervios casi no le permitían pasar un bocado.

Ya por la tarde llamó a Laura para tranquilizarla. Estaba muy preocupada, no sólo porque Roberto llamase a su madre sino porque su amiga no había asistido a clases. Susi se había disculpado diciendo que estaba muy cansada por la juerga del día anterior y su padre le había permitido faltar.

- No fue tan grave pero estoy castigada todo lo que queda de curso – le contó Susi con pesar.

- ¡Oh, cuánto lo siento! ¿Quieres que pase a hacerte compañía? – se ofreció Laura.

- No, no – se apresuró Susi – De momento prefiero que mi padre no te vea, porque aún está muy enfadado contigo. A ver si consigo que no llame a tu madre.

Laura se despidió intentanto animarla por su severo castigo. A Susi no le importaba estar en casa castigada. Allí era donde quería estar, pendiente de “sus hombres”.

Susi se duchó y pasó más de una hora acicalándose. Quería estar limpita y sexy para ellos. No sabía que ponerse. Al fin se decidió por su uniforme escolar. La blusa era la de este año (ya le quedaba lo bastante apretada como para escoger otra más pequeña) pero la falda tableada… Escogió la de cuando era más pequeña. Le quedaba muchísimo más corta que la actual, lo que le permitía lucir sus piernas en todo su esplendor, sobretodo cuando se abría al caminar.  Se peinó con dos coletas tirantes. Sabía que esa ropa escolar excitaba tremendamente a los hombres, las coletas sólo incrementarían la sensación. Se miró en el espejo y se vio… bien, bien caliente. Ensayó una sonrisa coqueta, puso morritos, cara de niña pequeña… En fin… estaba preparada.

Bajó a la cocina para hacer los preparativos de la cena. Preparó una ensalada fría de arroz y fiambre. No se atrevía a intentar un ambiente romántico pues no quería molestar a su papi. Intuía que él aún era reticente a su iniciación sexual. No sabía qué hacer. A lo mejor sólo se la comían a ella. O quizás fuese ella la que tuviese que tragar. Era tremendamente inocente en eso del sexo. Aunque conocía todos los rudimentos teóricos (incluso había visto alguna película porno de su tío) no tenía ni idea de la parte práctica. Sus relaciones con chicos se reducían a algunos morreos y algún que otro toqueteo sobre la ropa. Desde que su cuerpo se había revelado tan espléndido, muchos compañeros empezaron a prestarle atención, pero ella… ¡entonces ya sólo pensaba en los hombres que tenía en casa! En secreto había fantaseado con ellos ¡Huuummm! Cómo serían sus miembros dentro de ella y qué se sentiría si la hiciesen suya, pero era tan tímida que ni siquiera se había atrevido a buscar su propio placer. Nunca imaginó que sus deseos pudiesen hacerse realidad. Pensó en las sensaciones que había vivido desde la noche anterior. ¡Dos orgasmos grandiosos! Las palabras duras que le habían dirigido su padre y su tío la habían puesto a cien. Al recordarlas volvió a mojarse. Dirigió su mano a su entrepierna y coqueteó con la idea de autocomplacerse, pero al final no se atrevió a desobedecer al tío Toni. Cuando se enfadaba podía ser bastante amenazador. Si querían que estuviese húmeda y preparada para ellos… lo estaría. Pero nada más.

Se dirigió al salón y se recostó en el sofá. Sólo eran las seis, no sabía cuánto iban a tardar. Había dormido muy poco y las emociones de las últimas horas la habían agotado. Encendió la tele y comenzaron a cerrársele los ojos. Luchó contra el sueño pero acabó perdiendo.

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