𝗛𝗘𝗔𝗩𝗘𝗡 | EDITANDO

╰─━ ◜ 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐎𝐋𝐎 𝐐𝐔𝐀𝐑𝐓𝐎.

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Antes de empezar.

Cuando las palabras estén en cursiva estarán hablando en Italiano y cuando esta normal es ingles, algo irónico ya que todo el libro está en español pero bueno, espero que me haya explicado. Eso es todo puedes seguir con tu lectura.

Volterra, Italia -1964.

Los días siguientes no salieron a ningún lado debido a que Natalia no quería salir sin saber por completó el italiano, sabía algunas cosas pero su pronunciación no era muy buena y se le olvidaban una que otra palabra. Su tía contrato la profesora que había dicho, sus clases iban demasiado bien, la profesora solo la corregía y le enseñaba lo que le faltaba.

La forma en la que enseñaba la Señorita Rosel era simplemente maravillosa, lo hacía ver como lo más fácil del mundo y sobre todo le tenía demasiada paciencia.

Ahora tía y sobrina estaban en el jardín almorzando. Natalia dejó sus cubiertos a un lado y miró a su tía.

──Grazie per tutto quello che stai facendo e hai fatto per me, ti amo zia (Gracias por todo lo que estas haciendo y has hecho por mí, te amo tía) ──la mujer la miro y puso su mano en su mejilla sonriendole tiernamente a su sobrina.

──Sei una piccola cosa molto carina, non è niente e ti amo anche mia bella nipote (Eres una cosita muy mona, no es nada y también te amo mi sobrina hermosa )

La pelirroja le lanzó un beso y la castaña fingió atraparlo llevándolo a su corazón para después lanzarle uno ella y que la chica repitiera la misma acción.

Para Elena, Natalia era la hija que no había podido tener y si con tal de verla feliz era capaz de mandar a matar al tal Edward. Nadie dañaría a su pequeña niña.

[...]

Sus clases para aprender italiano avanzaban rapido si bien sabía más ahora, aún no se sentía lista de ir a recorrer las calles. Había decidido tomarse un descanso de la escuela, ya había acabado la preparatoria y necesitaba pensar muy bien que quería estudiar.

Ella no había vuelto a llorar por Edward, su tía tenía razón. No lo mercería, hoy está tenía una reunión así que la pelirroja decidió ponerse ropa fresca e ir al jardín a leer un rato. Se puso un short de tela demasiado fresco y una playera que era de su padre.

Busco un lugar donde hubiera sombra y al encontrarlo se acostó boca abajo para poder leer. Ella estaba metida en su lectura que no se dio cuenta que su tía entró al jardín con tres hombres detrás de ella.

Estos tomaron asiento en la mesa de jardín, a Elena le causaba curiosidad el porqué usaban capas con el gran calor que hacía pero no preguntó.

──Así que ¿Tenemos un trato? No encontrarás en otro lugar a alguien con tan buenos precios y efectividad. ──Escuchó la voz de su tía, estaba hablando en italiano.

──Lo estaremos considerando──respondió un pelinegro.

La chica de servicio trajo bebidas y las colocó en la mesa.

──Prende los apersores de agua, por favor. Pará refrescar el jardín──Habló Elena y la mujer asintió yendo a hacer lo que le pidió.

──Realmente nos interesa su trato, señorita Rinaldi.

Un grito femenino alertó a todos, la mujer se levantó al reconocerlo. Era su sobrina.

──¡Natalia! ──grito levantándose mientras buscaba a su sobrina mirando a su alrededor.

Cuando la encontró soltó un suspiro de alivio, la pelirroja estaba mojada y comenzaba murmurar cosas en español. Sostenía su libro el cual se encontraba mojado.

──¡Kira, apaga los apersores! ──le grito a la mujer y de pronto estos se apagaron. Elena camino hasta su sobrina aguantando la risa -¿Estas bien?

──No, mi libro se arruinó por completo.──le enseñó este y la mujer le resto importancia.

──Conseguiremos otro, no te preocupes. Ve a cambiarte──Natalia asintió, la mujer se dio la vuelta para regresar a hablar con los hombres.

La pelirroja iba detrás de su tía y cuando vio que no estaban solas sus mejillas enrojecieron. Ella aceleró sus pasos y entró a la casa sin siquiera saludar. Tenía demasiada vergüenza en su cuerpo en ese momento para recordar sus modales.

──Lo lamento, hubo unos pequeños problemas.

──¿Quién es ella? ──preguntó un castaño con curiosidad.

──Mi sobrina, al parecer había decidido tener un día de jardín y sin querer la he mojado ──Sonrió divertida.

El castaño se quedó en silencio, algo le decía que esa chica sería alguien importante en el futuro.

Mientras que en su habitación Natalia se regañaba mentalmente por su actitud, entró a la ducha para poder tratar de despejar su mente del momento vergonzoso que había vivido hace unos segundos.