❝𝐁𝐢𝐭𝐞❞

1.3K 87 60
                                    

━ ◦🐍 ♥️ 🌊◦━

Sentado en su cama, observando por la ventana la noche de penumbra que se impuso ante sus ojos azul mar. Ese era Giyū Tomioka, el pilar y sucesor de la respiración del agua.

Presenciar el deslumbrar de la luna era algo que no podía evitar, desde sus primeros años de vida la luna lo acompañó cada caída del sol. Cada noche antes de irse a dormir. Cada que tenía una pesadilla. Siempre lo acompañaba la luna en todas sus penumbras.

Su hermana solía decirle, cuando era niño, que quedaría ciego de tanto ver hacia el oscuro azul del cielo, una antigua creencia en su familia. Algo que nunca pasó, afortunadamente.

Giyū nunca pudo anular esa atracción hacia el satélite terrestre, siempre atrayéndolo a observarlo sin importar donde estaba. En sus misiones o en su hogar, siempre tenía tiempo para mirar a la luna.

Varios niños de los que vivía cerca lo veían cada noche asonado por la ventana, y sin importar qué Giyū lloraba por ese apodo tan molesto que le dieron, seguían llamándolo desde fuera de su casa y cada que salía como "El lunático extraño" algo bastante creativo ahora que se pone a pensar, de pequeño no le pareció nada de eso. Le dolió tanto el apodo que empezó a dormir aún más temprano para que no lo vean más por las noches, abandonando algo que adoraba hacer. Los apodos pararon tras el pasar de los días, pero eso lo perjudico a la larga, y su hermana lo ayudó a recuperar su horario.

En verdad no tenía tantos recuerdos bonitos, pero ahí estaban después de todo.

Sus ojos siguen perdidos en su compañera, alumbrando sus ojos en un brillo plateado, inundando el pequeño bosque cercano a su finca con ese mismo brillo.

¿Cómo es que nadie puede detenerse a apreciar su belleza aunque sea un instante? Muchos adoran el sol por brindar calor y confort, pero Giyū ama la luna que lo acompaña en su soledad y tristeza.

Pero hay algo que expone lo contrario de lo que afirma.

Una persona del cabello oscuro como la noche y tez blanca como la nieve, una preciosa cicatriz encubierta por su máscara y ese par de ojos que poseían dos astros incrustados en esos hipnotizantes orbes que vislumbran las profundidades más solitarias de su mente, ahogándolo en suspiros y anhelos deseosos con tan pocas palabras.

Tan firme. Tan gentil y con un toque tan helado que quema al contacto, incendiándolo con sus besos y su cariño silencioso.

Absorto en su propia cabeza, Giyū casi que no nota la presencia de un ser tras su puerta, alguien más pequeño que él, pero con decidido en un fijo objetivo tal parece ser. Giyū reacciona al escuchar ese ligero golpeteo y supo que estaría acompañado esa noche..

..Iguro Obanai era un demonio ahora..oh.. bueno, un infectado.

Siendo bastante parecidos en cuanto a resultado y significado pero difiriendo en la manera, ejecución y resultado también.

Sucedió en la guerra, la última y gran batalla que ocasionó incontables pérdidas por siglos, milenios incluso..

El rey de los demonios, Kibutsuji Muzan, era tan cobarde, que incluso con todo su poder y su inteligencia bastante reconocible, demostró hasta el último suspiró, hasta su último minuto en este mundo qué tan cobarde era, su miedo a la muerte. Tan cobarde ante sus pecados. Tan cobarde ante su inminente castigo. Fue que como ultimo método, tras derrotar a Tanjiro poseído por Muzan Kibutsuji, qué liberó unas esporas que invadieron gran parte del campo de batalla, él y otros de sus camaradas lograron saltar y alejarse tanto como pudieron pero algunos de sus compañeros no corrieron con la misma suerte y se infectaran con las mismas esporas que liberó el antiguo rey demonio.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 17, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐬 ⤏ ⛤Where stories live. Discover now