❝𝐂𝐮𝐝𝐝𝐥𝐲❞

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Sanemi era totalmente consciente de que Gyomei, su querido esposo, era un demonio ahora.

Un adorable demonio que ahora podía superar sus casi imposibles 2 metros de altura.

Un demonio con grandes colmillos y con ansiedad por comer carne y beber sangre.

Un demonio consciente de que es un demonio, consciente de su pasado y su presente, consiente de que él, Sanemi, es su esposo, Gyomei era un demonio qué seguía conservando esa actitud que tenía antes de ser un demonio.

Seguía siendo ese gigante tímido, dulce y considerado que siempre llenaba su rostro de besos al despertarse, al encontrarse o al llegar a su finca, ese hombre con el que se juró lealtad hasta la muerte el día de su boda. Y también vinieron cosas nuevas, por ser un demonio ahora, o eso cree, ya qué le empezó a gustar ocultarse en su pecho y su cuello, olfateando gentilmente y causando escalofríos en su espalda, pero aún así seguía siendo medio ciego, seguía teniendo una característica física humana, que era ser herido y sanar tan lentamente como lo haría una persona común. "El ser infectado no era lo mismo que ser convertido", parte de la explicación que les dio su compañera Shinobu. Y el agradece que no fuera así.

No quiere pensar que hubiera sucedido si su amado se hubiera convertido.

Siguiendo con sus antiguas características de humano..

Gyomei es un fiel creyente y seguidor de Buda, parte de sus actividades como un humano creyente era el rezar, y agradece que su esposo siguiera haciéndolo ahora como demonio. Ya que fue el primer indicio de que seguía ahí tras su infección. Su esposo reza cada que puede. Siempre tiene su rosario envuelto en sus manos, ama los gatitos.

Adora a su amado cónyuge, Sanemi, quién justo ahora estaba besándolo mientras lo abrazaba en su tamaño habitual, brindándose un tiempo a solas en la sala de estar. Gyomei disfrutaba muchísimo de mostrar su cariño, su manera de expresar su amor y devoción a Sanemi era así, de forma verbal, con todos los elogios, palabras de cariño y sus habituales 'te amo' a cada instante. Y de manera física, por supuesto, protegiendo a su esposo con sus titánicos brazos musculosos.

Sanemi, por su lado, no es él ser más cariñoso del planeta, y las pocas veces que es capaz de dejar su pena de lado, suele hacerlo de una manera verbal, con tímidos 'Te amo' o 'Te extrañe' cosa más que suficiente para su marido, estando satisfecho con su esfuerzo en ser más abierto. El albino es consiente de su situación, y no le molesta en absoluto el recibir el desbordante amor que desprende Gyomei cuando están los dos solos -algunas veces en público- por lo cual las acepta y aprecia enormemente.

Besos, caricias, abrazos... Sanemi disfrutaba de cualquier mínima atención que recibía de su pareja, y viceversa.

Pero bueno, situándonos ahora en el presente.

Sanemi estaba sentado en las piernas de su pareja, recibiendo besos en su frente, que paulatinamente se expandían por todo su rostro, él aceptaba gustoso todo eso, con una sonrisa imposible de disimular plasmada en su cara.

Como adoraba estos momentos junto a él.

-- Gyomei..

Himejima levantó le cabeza, luciendo algo confundido, como un niño siendo reprendido, él estaba por preguntar qué sucedía. Pero fue sorprendido al recibir un beso repentino en sus labios. Causando que sus ojos se iluminen por la muestra de cariño de su querido esposo, deseando apretujarlo contra su pecho en un cálido abrazo.

𝐃𝐞𝐦𝐨𝐧𝐬 ⤏ ⛤Onde histórias criam vida. Descubra agora