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Jealousy Jealousy

Electra se encontraba en la biblioteca, como de costumbre, y Harry acababa de entrar para ir a verla después de la comida, como de costumbre.

Electra había dejado el libro que leía en la mesa, esbozando una sonrisa al verlo caminar hacia ella. Como de costumbre.

Sin embargo, se había detenido a medio camino, o mejor dicho, lo habían detenido. Una joven de Beauxbatons. Y aquello no era costumbre.

Era hermosa. Tenía una sonrisa amable y parecía una persona maravillosa. Habló con Harry apenas unos segundos, con la mano apoyada en su hombro.

Y no había nada de raro ni malo en ello. En absoluto. Pero era tan bonita...
La sonrisa de Electra se tambaleó un poco. Hasta que la chica deslizó la mano hasta rozar su pecho y le guiñó un ojo como despedida.

La sonrisa de Electra se desvaneció por completo. Miró el libro que tenía entre las manos, dándole la espalda a la puerta de nuevo, sintiéndose tan inferior que hasta mirarlos le dolía.

No quería que aquella chica volviese a tener ese trato con Harry. Porque amaba mucho como Harry la miraba a ella, y tenía que su perspectiva cambiase por alguien tan linda como aquella hermosa chica.

Harry sonrió sumamente incómodo, continuando su camino sin mirar de nuevo a la rubia.

Se sentó al lado de Electra. Esperando a que ella lo mirase de vuelta.

Alya lo miró unos segundos antes de volver a mirae el libro. Lo dejó sobre la mesa, colocando sus manos en el regazo y agarrando el borde de la falda que llevaba con fuerza.

Harry ladeó la cabeza.
-¿Pasa algo, Linda?

Lo miró al escuchar ese apodo, como si no le creyese.

-Alya... ¿Estás bien?- insistió notablemente preocupado.

Electra comenzó a mover la pierna nerviosa. Sentía como sus manos sudaban y los dedos le temblaban de los nervios.

Se encogió de hombros.
–Me estoy agobiando.

Sentía un nudo en la garganta e inmensas ganas de llorar.

Suspiró, sintiendo como el labio inferior le temblaba.

Harry se acercó a ella, sosteniéndola de las mejillas con delicadeza.

–No, no, no, Electra... Está bien, querida... Respira hondo– indicó buscando algo que le diese indicios de que le sucedía –¿Quieres que vayamos a dar un paseo? Puedo llamar a Hermione también si quieres.

Electra asintió, temía romperse si hablaba.

–¿Por qué no me esperas fuera de la biblioteca? Así puedes despejarte un poco, en seguida iré yo, ¿vale?

Alya asintió de nuevo, mirándolo a los ojos, antes de levantarse con algo de torpeza y caminar hacia la puerta que tenía a las espaldas.

Harry se recostó en su silla, tanteando en el bolsillo de su capa. Frunció el ceño, extrañado, al encontrar un papel en lugar donde había escondido su espontáneo detalle para Electra.

Lo abrió, leyendo la propuesta de aquella joven de Beuxbaton que lo había detenido. Alzó la mirada, mirando a la chica, que se había sentado en una mesa no muy lejos de ellos, con la ceja arqueada.

Ella le regalaba una sonrisa coqueta. Harry arrugó el papel con un notable desinterés. Siguió su mirada cuando sonrió con burla mirando tras él, encontrándose con Electra marchándose, de nuevo, de la biblioteca.

O ChildrenWhere stories live. Discover now