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Claro que había comprado la pizza que quería, cuando pasó por el local le fue imposible resistirse, sabía que se estaba saliendo de sus reglas de no comer tanta chatarra, pero poco a poco le estaba dejando de importar, adoraba poder comer lo que quisiera sin tener que estar preocupándose por lo que dirían sus padres.

Esta vez se encontraba sentadito en su cama, pensaba recostarse a dormir justo después de comer, había sido un día bastante cansado y no desperdiciaría mucho tiempo más. Cuando el primer bocado de pizza llegó a su boca sintió la necesidad de seguirla comiendo, ¡era la mejor pizza que había probado! Una gran sonrisita apareció en sus labios antes de acomodarse mejor para continuar llevando algunos trozos hacia su boca.

Poco a poco la pizza fue terminando en su barriguita, había notado que esta seguía un tanto abultada y prefirió asumir que se debía a la comida de la tarde. El problema inició cuando su pancita empezó a sentirse muy tensa aún faltando casi la mitad de la comida, tal vez no fue la mejor idea comprar una familiar.

—Uh...

Bajó su mirada notando como el bulto bajo su camisa se había hecho más grande, un puchero se instaló en sus labios, quería continuar comiendo esa deliciosa pizza, ¡sabía muy bien como para no comerla toda en ese momento!

—Sólo son unos pedazos más.

Intentó animarse a sí mismo llevando una mano hasta aquel bulto comenzando a dar pequeñas caricias en él. Con su otra manito agarró uno de los trozos y luego de respirar profundamente volvió a comerlo, sus labios ya se encontraban cubiertos por una fina capa de grasa y su barriga hacía pequeños sonidos de queja, era más de lo que estaba acostumbrado a comer, mucho más de lo que pensó.

Con el paso de los minutos, pudo sentir como su piel se encontraba totalmente tensa y su barriguita pesada, cada vez le resultaba más complicado respirar normalmente pero aquel último trozo le estaba provocando demasiado.

Sus pantalones apretaban con fuerza en la cintura que anteriormente era reducida. Agarró su vasito de jugo para beber un poco, rápidamente sintió que su barriga no podría con nada más. Cerró sus ojitos y finalmente tomó el último pedazo para comerlo con lentitud.

Era fácil darse cuenta de la bolita en la que se había convertido su pancita, habiendo acabado toda la pizza sus manitos fueron a parar sobre su estómago notando lo duro que este estaba.

Estaba muy consciente de que se había excedido esta vez. Sin muchos ánimos dejó a un lado la caja de la pizza recostándose cuidadosamente sobre la cama sin apartar la vista de su barriga.

Por alguna razón aquello le causaba una gran satisfacción, su respiración era pausada y sus ojitos parecían cerrarse solitos. Con ambas manos desabrochó su pantalón viendo como su pancita se extendía con más comodidad y largando un suspiro.

Sus deditos pasaban por su piel en suaves caricias, de vez en cuando presionaba algunos puntos intentando eliminar el dolor que se había instalado en su sección media. Algunos eruptos salían de su boquita, algunos más ruidosos que otros, y por primera vez deseó que alguien más estuviese allí para que le diera aquellos bonitos masajes en su gran panza.

Miró de reojo su espejo, tal vez, sólo tal vez estaba comenzando a engordar, y la idea no parecía desagradarle en lo absoluto.

—Estás muy gordito...

Susurró regresando la mirada a su cuerpo, rozó su dedito en los bordes de su ombligo mirando que este se había hecho un poco más profundo.

Sus mejillitas se mantenían de un rojo vivo, sentirse lleno le estaba causando muchas más sensaciones de las que le gustaría imaginar.




Little bear 𓍢🌷᭝۪﹗Where stories live. Discover now