❛ ENIGMA。

INTRO : CROWN.

❛ENIGMA❜

Tus pensamientos están dedicados a mí, a mis ojos que son como joyas preciosas. Porque sé que no puedes escapar de mi mirada, mi voz es un hechizo que te cautiva... Yo soy el dueño de tus noches y sueños.

No importa dónde esté, siempre estoy contigo.

•️ੈ۪۫✦‧₊٬٬𖧧 ❜──────────

Desde ese instante en que le vio llegar al palacio supo que algo extraño le recorría, a partir del primer cabello rubio sobre su cabeza hasta la punta de los zapatos lustrados a la perfección que le cubrían, porque todo en él era así, perfecto: tanto que lograba ser inquietante pero encantador para cualquier otro habitante. El sonido de su risa, la manera que tenía de expresarse y ser educado con todos, hasta con los que no debería, era digna de admirar… Para Seonghwa era sinónimo de escalofríos, porque nunca había conocido a alguien como Jeong Yunho y quizás por eso sus padres decían que le convenía conformar una amistad con el hombre que portaba zafiros como orbes.

Seonghwa no se sentía incomodo a su lado, pero sí había algo en Yunho que creaba un vacío profundo en la boca de su estómago, uno que ningún otro ser logró… O lograría. Yunho con su sofisticada voz y su altura dominante, lograba que todas las defensas internas del príncipe colapsaran, que su armadura imaginaria fuese arrancada pieza por pieza… Porque la sonrisa del nuevo consejero de su padre, era una de las más curiosas que jamás tuvo la oportunidad de apreciar a tan corta distancia.

Y sentía que estaba mal pensar de ese modo, pero Yunho tenía un buen ojo, tan bueno que incluso parecía leerle el pensamiento como si mirarle directamente fuese igual que contemplar un libro abierto. Y nadie se daba cuenta de eso, de que Jeong Yunho era demasiado bueno como para brindarle el título de ser humano… Parecía sacado de un cuento fantástico, pero no uno color de rosa lleno de hadas mágicas y besos de amor que rompían hechizos, no… El cuento de donde ese individuo había salido portaba una tonalidad negruzca con destellos azules que, sin querer, le consumían por la curiosidad y las ganas de entender sus actitudes.

Una noche, se le antojó seguir sus pasos a un trecho prudente con la luz de la luna como su segunda guía, fue suficiente para que en Seonghwa se encendieran las alarmas, pero era demasiado tarde para escapar, pues de un momento a otro, Yunho le acorraló y susurró sobre la nuca, que debía llevarse lo que había visto a la tumba, porque de lo contrario, cosas terribles le pasarían.

Y sin tenerlo en cuenta, gracias esa advertencia que erizó cada tramo de su piel acanelada, su alma, corazón y mente, se encadenaron a Jeong Yunho, provocando en él dudas, cuestionamientos y arrebatos que jamás había experimentado…

Seonghwa era un príncipe, el más pequeño de la Familia Park, pero cuando Yunho le tomaba entre sus brazos y le robaba el aliento con pasión, se sentía como el rey de reyes, su rey… Y Yunho era su perdición, su pecado y también su mayor enigma.