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Severus había pasado más tiempo con Avery, todos sus alumnos en general habían estado pasado más tiempo con su compañero de redacciones, pero el que le importaba era su hijo, evidentemente. Los veía reír, Avery tocaba constantemente a Severus, le empujaba suavemente con el hueso de la cadera, lo abrazaba, y le murmuraba cosas en el oído, apesar del poco tiempo que llevaban de hablar continuamente, parecían tener confianza. Su lenguaje corporal le decía que se llamaban la atención, recordaba lo mismo cuando él y Bella eran más jóvenes (seamos honestos, la mujer tuvo que resaltarle todo eso, sino él seguiría pensando que habían sido buenos amigos durante el colegio). Caminaba hacia el gran comedor, chocando con su hijo que iba corriendo como si no hubiese un mañana.

—Más despacio, velocista —Dijo mientras evitaba que el chico cayese de boca contra el suelo—. ¿Adónde con tanta prisa?

—Lo siento, es que voy tarde a los carruajes, Dominick, Regulus, Barty y yo decidimos ir para comprar unos dulces y un nuevo tintero para Reg.

—Pasas mucho tiempo con Dominick... se ven bien juntos.

—Papá —Se quejó alargando la "a"—. Ya voy tarde.

Tom soltó una risa nasal.

—De acuerdo, de acuerdo —Sacó una bolsa pequeña de galones de su bolsillo y se la entregó—. Usa lo que necesites y quédate el resto —el chico asintió, gritando un gracias al salir corriendo—. ¡Con cuidado!

— ¡Sí!

Su plan estaba funcionando, respiró tranquilo y caminó hasta ese ventanal cerca de la enfermería, recordando su época de instituto al sentarse sobre él, disfrutaba el aire acariciando su piel y decidió que se quedaría un rato ahí, apareció un libro para leer, abriéndolo al instante, pero distrayéndose con unas siluetas que pronto descubrió eran Sirius Black y Amelia Bucket, una chica de séptimo año que iba en Ravenclaw, le llamaba la atención que siendo alguien inteligente (no sólo por estar en Ravenclaw, ella realmente demostraba suspicacia en las clases incluso antes de explicarles el tema a profundidad), estuviese tomada de la mano con Black, pero bueno, ese no era su problema, aparentemente había superado su capricho con Severus puesto que ya se estaba besando con la señorita Bucket. Se dio la vuelta para dejar de pensar en ello, frente a él estaba Bella, con sus pantalones negros hasta la cadera y camisa corta, dejando ver el par de tatuajes que tenía; unos lentes oscuros sujetaban su cabello, evitando que le cayese en la cara, sus labios parecían tener brillo y sus ojos un delineado que apenas se notaba.

—Ay, yo quería asustarte.

—Sabes que no soy asustadizo.

—Sí —Sonrió, sentándose a su lado, haciéndolo voltear para quedar frente a frente—. Somos novios hace un tiempo, ¿verdad?

—Como un año.

—Y nuestra relación se está poniendo seria, ¿cierto?

Parecía nerviosa.

— ¿Estás intentando proponerme matrimonio?

— ¿¡Qué!? ¡No! ¡Claro que no! —Su cara se puso completamente roja y murmuró: —. Bueno, a menos que tú quieras, porque si tú quieres yo tamb- —sacudió su cabeza—. Lo que quiero decir, es que mis padres saben que tenemos una relación hace un tiempo, y quieren conocerte.

— ¿Hablas en serio?

Ella asintió.

—Si no quieres ir está bien —Se apresuró a hablar—, mi padre lo comprendería y puedo decirle que en cualquier otro lugar o momento pode-.

— ¿Quién te dijo que no quiero ir?

— ¿Cómo?

—Si tus padres quieren conocerme estoy dispuesto a ir... son tus padres.

Bella asintió con una pequeña sonrisa.

—Estoy muy nerviosa, lo siento... nunca he tenido un novio que quiera presentarle a mis padres y me importa mucho que se agraden —Tom asintió en entendimiento y Bella suspiró—. Anyways, ¿vamos a Hogsmade? Hace mucho no voy.

—Claro.

Tom desapareció el libro y se levantó yéndose con ella.

Ambos comían un helado mientras caminaban por el pueblo, iban tomados de las manos y miraban los aparadores, Bella amaba ver las pocas armas y pociones mortales que habían en aquella tienda, aunque nunca compraba nada, sólo las apreciaba de lejos y seguía el camino. Minutos después vieron pasar a Severus, Avery, Regulus y Barty corriendo en dirección a la casa abandonada que había cerca del pueblo, rumores decían que se empezaban a escucharse gritos en la misma, asumió que querían ver si era verdad o no. Notó que Bella también los vio, suspirando y después volviendo a su helado.

— ¿Todo bien?

—Sí... no es nada.

— ¿Segura?

Asintió, dándose la vuelta y jalando a Tom con ella.

—Vamos, vi una tienda nueva cerca de las tres escobas, había un vestido lindísimo que le encantaría a Andy —Ambos se quedaron ahí hasta el anochecer, bebiendo cervezas de mantequilla (bueno, él, Bella iba por su quinto whiskey de fuego) y hablando de tonterías—. Pensé que Sirie y Sev durarían más, se veían en serio felices —Dijo de repente.

— ¿Cómo dices?

— ¿Eres ciego o algo? —Un hipido la interrumpió—. En navidad Sirius no paró de mandarle cartas a todo el que le escuchó hablar de su amor imposible, decía que estaba muy feliz, hablaba de todo lo que hacía a diario con Severus y que se sentía como un sueño, y como un mes y medio después le mandó una carta a sus padres, que, soy honesta: leí por metiche. Decía que Sev había terminado con él y que no quería saber nada de nadie, claro que mi tío Orión fue de inmediato al castillo, volvió unas dos semanas después, parecía que Sirius estaba mejor, pero hoy que lo vi no se veía bien.

—Estaba besándose con una chica de Ravenclaw.

Ella suspiró.

—Sí, pero tú no lo conoces como yo.

— ¿Eso qué significa?

—Tom, conozco a Sirius desde antes que naciera. Siempre hace lo mismo, cuando tenía cinco años tenía un amigo, su mejor amigo, en la calle donde vive, pero se tuvo que mudar, a Sirius le dolió tanto que se junto con cuantos niños pudiese para olvidar aunque sea cinco minutos que su mejor amigo se fue y no volvería, a los nueve el peluche que le regaló mi papá se le perdió, nunca se despegaba de él, lloró tanto que mi papá le dijo que le compraría otro, pero él no quiso, y desde entonces pidió tantos peluches como pudo sólo para llenar el vacío, y como esos tengo mil ejemplos... a Sirius no le gusta esa chica de Ravenclaw, sólo es la primera de una larga lista de personas que usará para olvidar que Severus terminó con él.

—...

«Lo siento» pensó «no puedo sentir pena por él».

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Hola, hola, masturbanda.

Siento no haber publicado ayer, no lo pude terminar, pero para que no se queden sin capítulo hasta el jueves aquí está el capítulo 21.

ΜεταμόρφωσηWhere stories live. Discover now