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—Bella no sobrevivió —Dijo Cygnus conteniendo las lágrimas—. Se puso muy mal horas después de que se fueron... no pudo resistir y —podía ver lo difícil que se le hacía pronunciar—... ella... murió.

Tom lloró por segunda vez en su vida, y por primera vez había perdido completamente el control, se dejó caer sobre sus rodillas en el suelo del hospital, gritó, tanto y tan fuerte que su garganta dolió, sus pulmones se quedaban sin aire y le costaba respirar, jalaba su cabello, se aferraba a él, no sabía qué intentaba conseguir, pero quizás así lo haría. Escuchaba a Bella susurrar su nombre, estaba a su alrededor, como si se burlase de él, pero no, ella jamás lo haría... esa no podía ser Bella, levantó la cabeza, y tenía razón, no lo era, estaba demacrada, unas ojeras negras adornaban su rostro y estaba en los huesos, ¡no! ¡Esa no era su esposa! ¡Esa no era Bella! Bella. Bella. Bella.

— ¡Papá! —Escuchó a Severus gritar, se levantó de golpe con el corazón acelerado, miró a todos lados, desubicado, estaba en el recibidor de la mansión. Parpadeó un par de veces, distinguiendo a su hijo frente a él—. ¿Estás bien? Paw-paw te hablaba y no respondías... pensé que... estás llorando... —murmuró. Tom talló su ojo, su hijo después se sentó en su regazo para abrazarlo, soltó una risa nasal al recordarlo hacer lo mismo cuando fingía no haber visto una película de terror que específicamente le había dicho que no viese, le correspondió sin rechistar, aferrándose a él y dejando salir un par de lágrimas más—. Bella estará bien...

Tom asintió, intentaba ser positivo, pero todo dentro de sí le gritaba que no lo estaría. La luz del amanecer comenzando a entrar por la ventana le lastimó los ojos, obligándolo a usar el hombro de Severus para cubrirse, ¿cuánto tiempo había dormido? Recordaba haber llegado por la tarde, quizá a penas eran las doce, tentó en la pierna de Severus por su celular, y afortunadamente lo tenía, lo sacó y su hijo se separó, observando qué hacía, Tom sólo lo prendió para ver la hora, seis con cincuenta y siete... ¿Severus que hacía despierto? Lo entendía de su padre, generalmente se levantaba a las cinco, y los días de descanso lo más tarde que despertaba era a las siete, pero el chico no, normalmente se levantaba a las diez, a veces a las nueve cuando acompañaba a la señorita Tomlinson al orfanato.

— ¿Por qué despertaste tan temprano?

Severus suspiró.

—Tom decidió que ya había dormido mucho y me dio palmaditas en la cara hasta que me paré de la cama.

— ¿Fue hasta tu habitación?

—Eeeh, no. Se quedó a dormir conmigo. Como anoche no te levantabas mi agüelo llevó la cuna a su cuarto para poder cuidar a Mattheo, Tom no quiso quedarse en el suyo, así que le dije que se quedase conmigo.

— ¿Y dónde están?

—En la cocina desayunando. Por eso paw-paw te estaba hablando, pero Mattheo empezó a llorar, después le siguió Tom, fue a calmarlos y me pidió que viniera a despertarte porque se estaba asustando de que no fueses a hacerlo.

Tom asintió—Vamos a acompañarlos, ándale.

Le palmeó un par de veces la rodilla y Severus se levantó, ambos llendo a la cocina donde su padre alimentaba a Mattheo mientras revisaba que Tom no se atragantase, la señora Lennox servía tres platos, poniéndolos después sobre la barra y saliendo de la cocina, no le dio mayor importancia, sentándose a un lado de su hijo del medio y desayunando, de vez en cuando veía a Mattheo, estaba en el portabebés arriba de una silla, su padre lo mecía de vez en cuando mientras el pequeño cerraba lentamente los ojos hasta quedarse dormido... ¿Por qué Bella no le había dicho que estaba embarazada? ¿Ya no confiaba en él? ¿Acaso pensaba que él no querría tenerlo...? ¿Acaso ella planeaba no tenerlo?

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