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CONTINUAMOS.


Un nuevo día, grandes sorpresas se esperaban en este día en el anillo infernal o al menos para un hombre malhumorado, la mañana rápidamente se presentaba, un fuerte rayo rojizo impactó contra el rostro del hombre, cerca de un callejón se presenciaba una furgoneta roja mal parqueada, dentro de esta se levantaba nuestro protagonista, con sus ojos pesados volteaba a ver a sus costados, se había quedado dormido dentro de la furgoneta en las afueras del palacio.

Seguramente iba tener problemas en cuanto llegara al palacio del búho, no se había reportado nisiquiera con una llamada a ninguno, claro, no se había olvidado de la fuerte resaca a causo del alcohol que había consumido el día de ayer, maldijo el nombre de la chica sin querer mientras se levantaba con enojó.

Pateando la puerta de la furgoneta para luego salir de esta y pegar un fuerte grito, el típico grito que los hombres sueltan mientras estiran sus cansados y flojos cuerpos, no pasó un rato y saliendo del callejón miraba como ya las calles eran invadidas por numerosos demonios que pasaban, se ganó la mirada de todos al tener que mostrarse ante ellos de manera inesperada, aunque el hombre solo gruñó mientras se daba la vuelta y volver a entrar a la furgoneta.

Tenía en mente las 8:30, claro aunque eran las 7:50. Había quedado de acuerdo con el sabueso, Vortex, para verse en el campo al centro de la ciudad, era cuestión de el ya que el no conocía ninguna dirección y las calles de la cuidad infernal, podía preguntar a los demás sobre las direcciones pero pensó que no sería bien atendido por parte de los pescadores, buscó las llaves entre sus bolsillos para sacar la furgoneta del callejón, pero mientras esté buscaba, inesperadamente el radio de la furgoneta empezó a sonar, una fuerte estática fue lo primero que se escuchaba del aparato, sacándole un susto al hombre malhumorado.

Apunto de apagar de la radio llamaron por su nombre a través de esta, sonaba la voz masculina del búho pronunciando su nombre una y otra vez, le debía una explicación al búho sobre del por qué no llegó al palacio, pero sintió que no era de gran importancia, es un adulto, puede hacer su vida a su manera aunque no sean sus tierras, el hombre ya sabía que tipo de maldad había en ese sitio para tener sus cuidados en sus caminos a las afueras del palacio.

El hombre contesta.

- Si, si... Buen día, Stolas. Se que le debo una explicación.

¡Me debes mucho! ¿En dónde te has metido? No llegaste a noche a dormir, los empleados de mi esposo me contaron que te fuiste sin avisar.

- Bueno... Túbe un problema, no se preocupe, no volverá a pasar.

Más te vale, Loona te estuvo buscando como loca por el palacio, necesito que vengas acá, junto con la furgoneta que también te la llevaste.

- Lo siento pero, quedé con verme con un amigo en un lugar, llegaré un poco tarde, si no es molestia. No tiene sentido que le pida permiso, Stolas. Soy un adulto.

Bien... Solo regresa temprano. Para que lo tengas en mente, mi esposo está enojado contigo, la mitad de la culpa es mía, cuando vengas hablaremos de eso, cuídate.

¿Problemas? Este hombre ya tiene bastante problemas como para que le llegarán más a su vida, que otro remedio podía tener para evitarlos, más que solo seguir con su rutina en el infierno, no le sorprendía el estar en un sitio maldito. El hombre rápidamente condujo la furgoneta sacándola del pequeño escondite en dónde estaba, doblando rápidamente en una esquina y dirigirse al campo, aunque el hombre claramente debía aprenderse más las direcciones al ya tener una nueva vida establecida en el infierno.

¿𝗣𝗢𝗥 𝗤𝗨𝗘 𝗢𝗗𝗜𝗔𝗥𝗧𝗘? (Loona x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora