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Nanon estuvo muy incómodo. Se levantó muy temprano, aunque tragó un par de tabletas coloridas durante la noche.

La persona que le saludaba en el espejo del baño minutos más tarde, era muy pálida, impía y sombría.

Él sabe que debe mojarse la cara con agua fría y después, sacar la chaqueta gruesa de la parte inferior de la caja con su ropa. Cuando se apagó su teléfono el día anterior, la esperanza de Ohm  volvió a caer hasta los suelos y, sin embargo, el médico le aconsejó que se tratara lo antes posible. Qué luchara.

La suave sonrisa, aquel terrible hábito de Nanon le hizo decir amablemente:

— Gracias, lo pensaré.

Era demasiado temprano, antes de las ocho, y la nieve que había estado cayendo desde la noche no sabía cuándo detenerse. Tanta acumulación de blanco le provocó tardar media hora en encontrar justamente el puesto de comida que no había visitado durante mucho tiempo. Medio año.

Cuando el dueño vio a Nanon, sonrió y dijo:

— ¡No te había visto en varios meses!

Nanon se sentó en la silla próxima y sonrió también.

— Mi cuerpo es perezoso. Después de llegar a casa, no se quiere moverse de nuevo.

El propietario se acercó y le añadió agua caliente a la taza abandonada que estaba frente a Nanon. Lo miró unas cuantas veces y se sintió un poco angustiado cuando preguntó:

— ¿Estás muy ocupado, mi niño? Estás tan delgado.

Nanon no habló, sonrió. De hecho, no estaba ocupado para nada, pero el corazón se le estaba hundiendo y su cuerpo estaba siendo aplastado.

El hombre le sirvió un cuenco de sopa de ostras. Nanon comenzó a concentrarse ahora en usar adecuadamente la cuchara para verter las algas flotantes en la sopa caliente. El caldo elevó una onda de penetrante vapor que le empapó los ojos.

Durante más de diez años, los puestos de esa calle nunca cambiaron su precio, pero Nanon sabía que el relleno era menor y el tamaño del plato era menor también. Lo mismo se puede decir de su amor con Ohm.

Él sabe que no tiene apetito, pero aun así trata muy duramente de comer todas las ostras. No se ha atrevido a mirar hacia arriba, temiendo que se encuentre con la mirada del propietario y éste note que está sudando. Nanon recordó de repente cuando llegó a Bangkok con Ohm. En ese momento estaban luchando, ambos cargando muchas dificultades. Dos personas solas, comprando un tazón de sopa, aunque no estaban dispuestas a comer. Finalmente, cuando desempacaron, Nanon dividió las ostras en dos tazones y Ohm le dio de comer con su cuchara en la boca.

Todavía recuerda claramente las lágrimas de Ohm, cayendo en el tazón de la sopa ese día. El hombre dijo que en toda su vida definitivamente esa comida, a su lado, estaba a la altura del platillo más extravagante de un gran restaurante.

Probablemente ahora ya no pasaría lo mismo. Ohm no estaba interesado en escuchar el corazón tan desesperado de Nanon. Él sabe que puede soportarlo... Pero de todas maneras se mete en un baño público cuatro cucharadas después.



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¿Cómo puede no tener miedo? Miedo a la soledad, miedo a la decepción y miedo a caminar solo en el largo pasillo del hospital. Sabe que está sentado frente al médico y entorna los ojos en la maceta de orquídeas levantada por el doctor llamado Jirawat Sutivanisak, mejor conocido como Dew. El médico le recomendó a Nanon que se sometiera a quimioterapia lo antes posible.

Los 10 años en los que más te amé  || OhmNanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora