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Nanon tiene la cabeza inclinada hacia abajo. Parece que a través del inminente frío de su cuerpo y de la penetrante oscuridad, fue capaz de recordar los días de su juventud en que las flores de jazmín brillaban en sus manos. A la edad de diecisiete años, Ohm lo llevó a ver como los capullos se abrían en los árboles del bosque. Ese fue su regalo de cumpleaños. ¡El mejor presente de su vida!

El dulce amor de ese momento era completamente falso. Solo el dolor le martillea ahora.

Está cansado de sus memorias de hace 14 años. Cansado de ver jazmines, libros, fuegos artificiales y lámparas de aceite que formaban parte de algo que ya no existía.

No sabe cuánto tiempo estuvo abierta la puerta, tampoco conocía desde hace cuánto Ohm había estado observándole:

— Si no entras ahora, duermes afuera.

Nanon se levantó y entró a la casa sintiéndose verdaderamente triste, débil y humillado. Lo más doloroso es que nunca fue capaz de reclamarle nada. Siempre lo tuvo allí, para él, a su alcance.

Y ahora lo está perdiendo sin notarlo.

Ohm originalmente había querido hablar de una manera tranquila. Intentó sofocar los rastros de su ira y la inminente furia que se expandía todavía por su cuerpo. Quería darle a entender a Nanon, que todo podía quedar atrás, olvidarlo, seguir. El tema de la ruptura podía ser tirado a la basura... Pero cuando vio la camisa de Nanon, se sintió estúpido y pensó que había estado haciendo algo para provocarle sentir culpa y lástima.

Nanon tenía sangre.

Ohm entró sin mirarle, se encaminó al baño y puso a calentar el agua en un intento por lograr detener al menos los espasmos de sus dedos. Temblaba tanto. Ohm notó por primera vez que su ropa era muy delgada.

— ¿Qué has estado haciendo afuera?

Nanon señaló su camisa, su mirada era difícil de descifrar.

— Tuve una hemorragia nasal.

Nanon limpió débilmente las manchas rojizas en su cara con el dorso de la mano.

— ¿No sabes cómo llamar a la puerta? ¿Realmente crees que puedo evitar que entres en la casa? — Ohm le ayudó a desvestirse. Tiró la ropa manchada de sangre sobre un cesto junto al lavamanos y después, cerró la puerta del baño y regresó para mirar detenidamente el cuerpo de Nanon. Pese a lo extraño de la escena, Ohm le robó un beso bajo la ducha. Acarició a Nanon, su mano le tocó desde el costado hasta su cintura.

De un momento a otro la frente se le arrugó con fuerza sin que pudiera evitarlo:

— ¿Estás tan delgado porque comenzaste a consumir drogas?

Nanon negó con la cabeza. No pensaba explicarle ni siquiera las cosas más simples de su condición.

A Ohm no le importó su silencio. Ajustó el flujo del agua y presionó a Nanon contra las baldosas de la pared para besarlo profundamente, y también, aprovechar para estirar y jugar con la parte sensible de sus memorias. Con ese hemisferio que todavía le amaba y le extrañaba.

Nanon se estremeció por las baldosas frías, no tenía fuerzas para entender a Ohm. No podía ni siquiera negarse.

Observar los movimientos eróticos de Ohm sobre él le provocó sentir algunas náuseas persistentes. Aunque no investigó ni lo comentó, estaba seguro de las cosas que Ohm había estado haciendo en los últimos años. ¿Con quién? ¿Con cuántos?

— Vamos a detenernos, no quiero hacerlo. Estoy muy cansado.

Nanon giró la cabeza y cerró los ojos, agotado y extremadamente mareado.

Los movimientos de Ohm no se detuvieron. Le pellizcó el pecho, le obligó a adoptar una posición en cuclillas y ejerció toda su fuerza contra él:

— ¿No quieres ser tocado por mí?

Obviamente hubo cierto tono de sospecha en su voz. Él sabe que siente dolor, que no tiene fuerzas... Y se beneficia con eso.

— ¿Qué crees tú...?

Para Ohm, quién ha estado trabajando en los puestos superiores de su empresa durante todo este tiempo, esto no es diferente a tratar con un cliente exigente.

— Sé que no — Ohm salió de la ducha y tomó con demasiada fuerza la muñeca de Nanon antes de decir — Voy a estar contigo hoy, llenándote. Todavía hay cosas salvajes en el mundo del sexo que seguramente no entiendes. Pero yo sí.

Además del dolor en su muñeca, Nanon sufrió gracias a las hirientes palabras de Ohm que le escalaron por los tímpanos. Fue arrastrado hasta la cama del dormitorio principal y casi se cayó cuando intentó defenderse.

Se siente aturdido y muy pequeño.

Las sábanas se empaparon con el agua de sus cabellos. Su torso, sus brazos, sus piernas estaban mojadas, y la temperatura del cuerpo de Nanon comenzó entonces a descender todavía más. Ohm sabía que estaba helado y no podía importarle menos ¡Solo quería poseerlo y enfriarlo más todavía si era posible! Ohm media mucho más ahora que cuando era adolescente. Alcanzaba más de un metro ochenta y cinco, dándole a Nanon un sentimiento completo de opresión.

En el pasado, Nanon solo había experimentado una sensación de seguridad en torno a Ohm.

Nanon sabe que debe continuar luchando. No quiere ser tocado por esa persona en tal situación ¡No importa que continúe amándolo! Esto le estaba provocando el sentirse rebajado, utilizado y asustado. Por el contrario, Ohm ha estado tan abrumado por la ansiedad y tan cegado por los celos inconscientes que no quiere retirarse ni un milímetro de encima. No desea que Nanon se de vuelta, caiga del colchón, tome sus cosas y lo deje. Siente que si lo abandona se volverá una persona irremediablemente loca.

Nanon fue inmovilizado antes de que se diera cuenta, y Ohm ocupó esa oportunidad para besarle completamente la cara. Nanon no se siente cómodo. Ohm es enorme y su cuerpo es cien veces más fuerte que el suyo. La realidad de lo que pasa es tan horrible, tan espantosa... Que para Nanon ya es incluso difícil de decir...

Es una violación. Si se siente como una, es porque lo es.

Ohm está ansioso por comenzar a marcar su territorio en aquel delgado cuerpo. Llenando de besos el cuello de Nanon, mordiendo su clavícula.

Y, después de que Ohm eyaculó dentro de él... Reanudó su posición por segunda vez. Nanon le dio vuelta a Ohm y entró por detrás. Le puso la mano en la cintura con una sonrisa maliciosa:

— Estás actuando de forma inteligente, bien hecho.

Continuó entrando y saliendo. Experimentando, utilizando todos los trucos que había aprendido en la calle. Abofeteándolo, marcándolo. Era realmente divertido tenerlo allí, medio inconsciente en la cama. Mojado, sacudiéndose como un pez.

El Nanon de esa noche no puede esperar a morir de inmediato. Es mejor irse ahora que ser torturado de esa manera. La tercera vez, Ohm le penetró a la fuerza. Se metió hasta el fondo... El cuerpo de Nanon no pudo soportarlo y se derrumbó sobre las almohadas. Su enfermedad, su coagulopatía, le provocó una hemorragia difícil de detener.







DANI

Los 10 años en los que más te amé  || OhmNanonOnde histórias criam vida. Descubra agora