17. Respuestas y hadas malvadas.

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Los Reyes Na esta vez no pudieron acompañar a los amigos de sus hijos en la comida. Salieron con Jaemin hacia el centro de la ciudad dejando a Minjeong a cargo. Minjeong casi se tira de las escaleras por cuenta propia cuando escuchó eso. Ella a cargo y con los príncipes de las otras naciones allí. Pensó que contaba con Karina, pero incluso ella ahora estaba de salida porque los molestos de sus primos olvidaron por un momento que hay coronas sobre sus cabezas y la prensa no los dejaban salir de una tienda de reliquias antiguas. Podía llegar a ser irritante tener que ir a cualquier lugar con guardaespaldas, pero no ir acompañado es peor.

Los Reyes Lee al igual que los Zhong tampoco pudieron asistir a la gran gala por el cumpleaños del Príncipe Jaemin, las campañas del juego por la corona estaban próximas en sus reinos, debían comenzar con los preparativos.

Giselle se despidió de Ningning por un rato mientras iba a su habitación para guardar el obsequio que le dio la menor. Dejó la bolsa con los zapatos dentro a un lado de la cama junto a su única maleta y se puso las botas de nuevo, tenía una sonrisa en su rostro que había perdurado más de lo normal.

No contó con que se encontraría con el Príncipe Donghyuck saliendo del lugar y caminó por un largo corredor donde había aves de papel volando por el techo. Actuaba de manera sospechosa, anotaba algo en una pequeña libreta como si fuese un diario. Giselle supo enseguida que algo tramaba, conocía ese viejo truco de la libreta a la perfección.

—¿Para dónde crees que vas? —preguntó detrás de él y se cruzó de brazos cruzados, su mirada era igual a la de un felino a punto de atacar.

Donghyuck se dio vuelta maldiciendo en silencio. No podía simplemente contarle a la chica que haría algo que incluso puede considerarse ilegal, y si decía que saldría entonces ella iría con él o mandaría a los guardaespaldas. ¿Por qué este castillo no tiene pasadizos secretos como el suyo? De lo que se hubiera ahorrado.

—Saldré a la ciudad. Solo quiero ir a ver una película que se estrenará hoy en cines. No haré un escándalo como la última vez. —respondió muy sonriente. Sabía que era una mala excusa, pero no daba para crear una mentira bien elaborada con los nervios de punta.

—No me puedes mentir.

—Aun si quisiera no podría decirte la verdad. Es algo de lo que no requiero de tu ayuda.

—La reina me mandó aquí con ustedes para que los cuidara, ya que, ella tiene que arreglar unos asuntos. —Giselle dio un paso al frente—. No puedo perderlos de vista.

—¿Ah, sí? ¿Dónde está mi hermano? —Donghyuck se cruzó de brazos y levantó una ceja.

—Con el Príncipe Zhong Chenle en uno de los salones del palacio, en el de la astronomía para ser exactos. No los pienso incomodar con mi presencia. —respondió Giselle rápidamente y Donghyuck volvió a maldecir en su mente—. Sea lo que sea que quieras hacer puedo ayudarte. Esto para prevenir algún accidente, no es porque quiera ser partícipe de otro de tus malos planes o travesuras.

—No me hables como a alguien que no puede cuidarse solo. —Se quejó y soltó un bufido—. No es por ser descortés, pero esto no te interesa. No necesito tu ayuda.

—Pero mis órdenes fueron claras. Son las órdenes de la reina. —repuso Giselle avanzando hacia él.

—Yo decido si obedecerla o no, es mi madre, no puedes interferir allí. No necesito tu protección, te lo estoy diciendo como un príncipe. Lo lamento, déjame solo.

Donghyuck no midió sus palabras. Que haya tratado a Giselle como a una simple sirviente, solo una miembro de la guardia real, para ella fue la prueba de que ningún miembro de la realeza la vería como una igual.

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