Asco (parte 1)

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Llevaba meses tras él. Sus primeros acercamientos fueron un completo fracaso, pues siempre estaba acompañado de su amigo. Pero un día pudo entablar una pequeña conversación con él mientras hacía las compras en una tienda de conveniencia. Por lo menos ahora sabía su nombre.

-Está en el barrio gris ocultándose -dijo Manjiro sacándolo de sus pensamientos -Hay otro omega que le está ayudando.

Keisuke vio sobre la mesa unas cuantas fotografías tomadas de Takemichi y junto a él, Chifuyu.

-¿Quieres eliminarlo? -preguntó un chico de cabello rosa, tomando una de las fotografías donde se podía apreciar mucho mejor el rostro de Chifuyu.

Baji mantenía un rostro inexpresivo ante la pregunta del pelirosa, pero por dentro los nervios se lo comían vivo. Él estaba al tanto desde principio de la ubicación de Takemichi, sin embargo cuando se acercó para llevarlo de regreso con Mikey, las casi imperceptibles feromonas del omega que lo acompañaba en ese momento lo enloquecieron y cuando se dió cuenta de lo que estaba haciendo, ya estaba acariciando con su dedo la nuca del chico.

-¿Será necesario hacer eso? Tal vez ese omega no sabe de qué Takemichi es un fugitivo -dijo viendo las fotografías con mayor atención, buscando algún detalle que pudiese salvar la vida de Chifuyu -Si resulta que no estaba al tanto, estaríamos asesinando a un inocente.

Los presentes en la reunión miraron a Keisuke sorprendidos de su actitud. Era la primera vez que ponía en duda la posibilidad de eliminar a alguien, cuando siempre era quien se ofrecía a realizar dicha tarea sólo por el placer de quitar una vida. Y eso no pasó desapercibido para Manjiro, quien poniéndose de pie y rodeando la mesa hasta llegar a él, lo sujetó desde el cuello de su camisa y lo acercó hacia si, en un gesto amenazante.

-No me digas que te enamoraste de un par de fotografías -dijo con voz seria -¿Será que ya lo conoces?

Keisuke mantuvo su semblante tranquilo, negando conocer anteriormente a Chifuyu, pero por su bien debió aceptar que si le había llamado la atención. Manjiro comenzó a reír, soltando su agarre.

-Trae a Takemichi de regreso, y dejaré vivir a ese omega -dijo Manjiro regresando a su puesto -Tienes una semana.

El pelirosa comenzó a quejarse sobre la decisión del alfa. Expresó sus deseos de eliminar a quien se había atrevido a esconder a la pareja de su "rey", considerándolo un acto imperdonable. Pero la decisión ya había sido tomada.

-Haruchiyo, si no guardas silencio, el único omega que será asesinado serás tú -dijo Manjiro poniéndose de pie.

La reunión era dada por finalizada. Ahora todos debían pretender que estaban en una junta ejecutiva ante el resto de los empleados en la oficina.

Keisuke arregló su costoso traje, maldiciendo por dentro su suerte. Por lo menos el tiempo que le habían dado era suficiente para poner en marcha algún plan que tendría que ocurrirsele en el transcurso del día.

Regresó a su propia oficina y allí, mientras avanzaba parte de su trabajo real como ejecutivo de alto rango en una de las empresas más grandes de entretenimiento del país, pensaba cómo regresar a Takemichi junto a Mikey, sin que Chifuyu se viera involucrado en el tema.
El pelinegro había llegado hasta su puesto ensuciándose las manos, al igual que todos los altos cargos de la empresa, en especial Manjiro, quien se esforzaba por mantener una imagen de humildad ante todos viviendo con su familia en su antigua casa. Pero desde que Takemichi había huido de su lado, el trabajo de todos se había complicado pues debían cubrir los crímenes que el alfa cometía.

Una hermosa mujer entró a su oficina llevando consigo una taza de café muy cargado, que dejó sobre su mesa.

-Lo veo muy tenso -dijo ella rodeando la mesa y girando la silla del alfa -¿Quiere que le ayude?

Keisuke sonrió lascivo. Su secretaria era la mejor.

La mujer se ubicó entre sus piernas, arrodillada, y con habilidad abrió el cinturón y pantalón de Keisuke. Pero el alfa le pidió salir del lugar al percibir sus feromonas. Le habían resultado lo suficientemente desagradables como para no tenerla en la oficina. Tuvo que abrir las ventanas para que el aroma saliera de la habitación.

Antes de conocer a Chifuyu, las feromonas de otros omegas no eran un problema para él. Pero ahora, le resultaban insoportables, incluso algunas llegaban a ser nauseabundas.

-Me sorprende que no estés follándote a tu secretaria o alguna de nuestras actrices después de la reunión -dijo Haruchiyo entrando a su oficina sin siquiera golpear.

-No me siento bien -dijo encendiendo un cigarrillo para que el humo pudiera disimular un poco más el aroma que había quedado circulando en el lugar.

Haruchiyo se sentó frente a Keisuke y rió al notar como su color de piel cambiaba a un tono amarillo luego de que liberara sus feromonas. Dejó escapar una risa genuina al verlo vomitar dentro de su basurero.

-Podrás engañar a Manjiro, pero a mí no -dijo liberando aún más feromonas -Ya conocías a ese omega ¿Verdad?

Keisuke negó entre arcadas.

-¿Es otro omega el que te trae así? -preguntó apoyando sus codos sobre la mesa, sujetando su cabeza entre sus manos con una expresión burlesca -Había escuchado sobre un mito... Cuando un alfa y un omega están destinados el uno para el otro y se encuentran, sus cuerpos no toleran las feromonas de otros.

-Y yo escuché un mito sobre que la última persona que me hizo enfadar dentro de mi oficina, salió del edificio en una bolsa de basura -respondió sudando a mares, cubriendo su nariz para evitar que las feromonas de Haruchiyo siguieran afectándole -Ya lárgate de aquí, tu presencia me da asco.

El pelirosa salió de la oficina riendo fuerte, con las manos en los bolsillos.

Keisuke limpió su boca, aún sintiendo ganas de vomitar. Debía apresurarse en cumplir con su misión. Y el plan ya se le había ocurrido.

 Y el plan ya se le había ocurrido

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¿Bajo control? [Tokyo Revengers] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora