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Barcode se estaba frustrando.

El día había sido infructuoso hasta el momento. La pasaron caminando, alternando entre el bar, la piscina principal, la piscina más pequeña, el spa y los restaurantes. Habían vislumbrado a Brylsko unas cuantas veces, pero se estaba mezclando con otros pasajeros o manoseando a su Sugar Baby. No se había quitado la camisa, incluso cuando estuvo en la piscina.

—¿Y ahora qué? —Barcode murmuró, sintiéndose derrotado mientras regresaban a su camarote. Medio temía que Jeff cambiara de opinión y aceptara su oferta de prestarlo a Brylsko.

Jeff le apretó el hombro.

—Paciencia —dijo en voz baja—. Tenemos tiempo.

Bostezando, Barcode se inclinó hacia él.

Siempre había notado que caminar con el brazo de alguien a su alrededor era incómodo y molesto, pero de alguna forma, no lo era con
Jeff. En este punto, tener el brazo de Jeff alrededor de él se sentía tan natural, que se sentía mal cada vez que Jeff lo quitaba.

—Sí, probablemente tengas razón —Barcode sonrió torcidamente—. Fue probablemente estúpido de mi parte esperar que esto fuera rápido. Todo sucede tan rápido en las películas de espías —soltó una risita ante la mirada de Jeff— ¡Lo sé! Me dijiste que olvidara todo lo que había visto en las películas de espionaje.

—Para ser justos, las películas hacen bien algunas cosas. Pero no pueden mostrar cuánto tiempo sin hacer nada mientras esperamos que el objetivo cometa un error.

—¿Pero qué pasa si él no lo hace? —Barcode se mordió e labio.

—Lo hará. No importa cuán paranoico sea, dejará que su guardia caiga en algún momento.
Barcode se encogió de hombros. No compartía la confianza de Jeff, pero...

—Confío en tu juicio. Eres el agente especial, y yo soy el novato aquí.

Cuando Jeff le lanzó una mirada penetrante, Barcode se preguntó si seguiría siendo obvio. Había estado tratando de controlar sus sentimientos todo el día. No quería la compasión de Jeff. No quería que pensara que su... cosa con Jeff era algo más grave que un enamoramiento casual. Porque no era así. No lo era, maldición.

Barcode casi se sintió aliviado de que hubieran llegado al camarote y Jeff ya no pudiera interrogarlo. Su alivio, sin embargo, fue efímero cuando vio la cama. Murmurando algo sobre su vejiga llena, Barcode corrió al baño y cerró la puerta Apoyándose, Barcode se miró el rostro en el espejo. Lucía enrojecido y con los ojos brillantes. Casi febril, solo por la proximidad de Jeff.

Mierda.

Rompiendo su mirada, Barcode se alivió y se cepilló los dientes, pero realmente no tenía ningún motivo para quedarse. Se habían duchado después de su chapuzón en la piscina. No había nada que les impidiera rodar hacia la cama y sacudirse, algo que se esperaría si los estuvieran vigilando.

Barcode todavía estaba estresado cuando se metió en la cama y esperó a que Jeff saliera del baño.

Él no sabía qué hacer.

Lo que sí sabía era que no quería acostarse con alguien que realmente no le deseara. No importaba lo mucho que la mera idea de tener sexo con Jeff hiciera que su piel se calentara, el hecho de que no fuera más que una tarea rutinaria para Jeff mataba toda su excitación.
No podría hacerlo. Sería embarazoso e incómodo para los dos. No le importaba que Jeff, el Agente 11, hiciera esto con suficiente frecuencia en su trabajo. Una cosa era
ofrecerse para chupar la polla de Jeff, su boca era una boca, después de todo, y habían tenido que hacer algo sexual para no descubrir sus personajes, pero forzar a Jeff a follarse a alguien con quien no quería, le revolvía el estómago a Barcode. Sí, era su trabajo, y tenían que hacer lo que se debía, pero había líneas que preferiría no cruzar.

𝐦𝐢𝐧𝐞 - 𝐣𝐞𝐟𝐟𝐛𝐚𝐫𝐜𝐨𝐝𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora