Capítulo 2

3.1K 205 12
                                    

—¿Cuánto le queda a esto?—Pregunta mi amiga Hannah, mirando la cancha de baloncesto, a la vez que juega con uno de sus mechones rubios, lo que me deja saber que está nerviosa. —Deberíamos irnos.

—Se supone un par de minutos—Respondo y ella asiente levemente. —Así que no te preocupes, nos iremos pronto—Añado.

Hemos venido a ver el partido de baloncesto de Max, normalmente ya hubiese acabado pero hoy han tenido no sé qué problema y eso ha hecho que hayan empezado más tarde.

—Está anocheciendo—Comenta Hannah y puedo ver una mueca en su rostro. —Eso nos pone en peligro—Me recuerda.

—Lo he visto—Asiento. —No te preocupes, no es demasiado tarde, las cosas se vuelven más peligrosas pasada media noche—Le recuerdo y ella asiente.

—Lo sé, pero sigue sin gustarme—Suspira.

Miro a mi amiga algo dudosa pues tampoco sé qué es lo que puedo decir para tranquilizarla, al fin y al cabo el peligro es real y está ahí fuera. 

Por suerte, la pantalla muestra el final del partido pocos minutos después.

—En cuanto Max se duche nos vamos—Le digo y ella asiente mientras bajamos de las gradas.

—¿Por qué no te pone nerviosa nada de esto?—Pregunta.

—Sí que me pone nerviosa—La miro. —Pero creo que el riesgo incrementa cuando es plena noche, ahora mismo apenas ha empezado—Explico.

—Me gustaría ser más valiente, como tú—Hannah me sonríe.

Le sonrío de vuelta aunque me encantaría decirle que no soy tan valiente, que los ojos glaciales del vampiro con el que me choqué siguen presentes en mi mente y que estas dos últimas noches no he dormido demasiado bien, me gustaría decirle que en cuanto llega la oscuridad me siento algo extraña. Aún así, sé que es mejor que Hannah no sepa eso, no quiero asustarla más de lo que ya está, lleva un año viviendo aquí y supongo que aún necesita más tiempo para acostumbrarse a las cosas que pasan en Enver.

—Mira allí está Max—Comento al ver a mi amigo que se acerca con el pelo mojado. —Has estado genial—Le digo y él me sonríe.

—Gracias—Responde satisfecho. —¿Has visto el triple que he hecho?—Pregunta orgulloso y me río un poco antes de asentir.

—Lo he visto, ha sido increíble—Respondo. —¿Nos vamos?—Pregunto al ver como Hannah ha empezado a morderse las uñas, lo que significa que se está impacientando.

Ambos asienten así que salimos de allí.

Mientras recorremos las calles de la ciudad, mi amiga se mueve más cerca mío, como en un intento de estar más segura si pasa algo, eso me resulta gracioso pues al fin y al cabo ella es más alta que yo.

Observo las calles en silencio mientras Max y Hannah hablan, aunque no les estoy prestando atención. La sensación extraña de los últimos días está volviendo a invadirme y eso no me gusta.

—Crystal salió el otro día por la noche, era bastante tarde—El comentario de Max me hace salir de mis pensamientos y me giro a mirarlos.

—¿Qué?—Pregunta Hannah alarmada y suspiro un poco, ella no necesita saber eso.

—¡Max!—Me quejo y él se encoge de hombros, así que me giro hacía mi amiga. —Tuve que salir, no tiene importancia—Respondo.

—¿Qué era tan importante como para tener que salir de noche?

—A Henrick se le terminó uno de sus medicamentos—Respondo y ella asiente levemente, por suerte eso hace que no me pida más explicaciones.

—¿Te encontraste a algún vampiro?—Me pregunta Max con curiosidad. —No es que quiera que te encuentres a uno pero la posibilidad siempre está ahí.

EnverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora