¿Sabían que cuando dicen "ser salado y el resto es cuento", es verdad?. Bueno... la broma en realidad dice "10 es nota y el resto es lujo", pero tú sabes la verdad por delante. En fin, dejando de hablar chácharas...
Hola vale, me llamo María Villalo...
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There so much that i can't see
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📍 10 de Julio de 2018 | Londres, ReinoUnido
NarradorOmnisciente:
-No, no y no. ¿Qué carajos les pasa? Esto suena horrible.
Ambos adultos bajaron la cabeza avergonzados por las palabras del pianista que todavía estaba estresado porque no se sentía aquel sentimiento para la canción de "Don't Let The Sun Go Down On Me". Necesitaba aquel insentivo para que al solo escuchar las voces de ambos se calara en sus sistemas e hiciera dejar embobada a la gente. Él quería eso, dejando a un lado su instinto de perfección musical el cuál algunos de los productores se jalaban los cabellos al intentar de nuevo una toma nueva de 13 que llevaban.
-Busquen una maldita forma para que ambos congenien en la canción y no se escuche forzado. No me interesa que tengan problemas personales entre ambos, pero necesitamos esa maldita canción-regañó y María mordió su mejilla internamente muerta de la pena mientras Taron quería regresar a su casa y no salir de allí, todo gracias al fuerte regaño del británico. Elton se masejeó las sienes y suspiro fuertemente, apagando el microfono-Necesito aire y té, o estos dos me sacarán más canas antes de tiempo.
Notaron que el músico se sentó en su silla atendiéndolo todos sus asistentes y María salió de ese pequeño espacio lleno de controles para guitarras y sus microfonos para tomar algunos segundos de oxígeno.
Por suerte había sido en el mismo estudio de la primera vez, dandole la oportunidad de sentarse en el piano de cola que de alguna forma le traia compañía a su aglomerada mente.
Se volteó hacía las teclas y solo dejó sus manos en sus piernas, admirando el bicolor blanco con negro en buscas de respuestas.
Obvio, estaba clara en lo que había pasado al menos hace dos horas y por más que intentarán dejarlo pasar por debajo de la mesa, solo al verse por microsegundos podían escuchar las palabras que escucharon más María que había tenido un ataque interno de emociones al escuchar tal apodo que le juró que no debia mencionarlo.
