Capítulo 26.

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Habían pasado un par de semanas y por fin había llegado uno de los días más importantes y esperados del año para Mayte e Isabel, el aniversario número 20 de la empresa que con mucho amor, esfuerzo y trabajo habían levantado y llevado a ser la más exitosa del país dentro del medio con una proyección internacional de alto nivel.

El salón donde se llevaría a cabo dicha celebración era majestuoso y estaba perfectamente decorado para recibir alrededor de 500 invitados quienes eran los representantes de marcas importantes, además de cada uno de los empleados que hacían posible todo lo que sucedía dentro "HL Pixels".

— Chi, ¿estás lista? —dijo Isabel entrando a la habitación de May. — Wow, wow... ¿quieres provocar infartos esta noche? —preguntó al ver a su hermana menor.

— ¡Ay Isabel! No es para tanto. —colocó un poco de perfume en su cuello y volteó sintiendo las mejillas coloradas. — Deja de mirarme así.

— ¡Ay, es que estas hermosa! —dijo con lágrimas en los ojos.

— Mira quien habla, ¡tú lo estás! —tomó su bolsa y sonrió. — Ya vámonos.

— Sebastian va a ser el hombre más envidiado cuando lo vean llegar con nosotras. —dijo saliendo con ella. Mayte rió y comenzó a bajar las escaleras; justo al final de éstas se encontraba Mendoza conversando con Sebastian mientras éste esperaba a las hermanas Lascurain, quien al escuchar las voces volteó topándose con la imagen de Mayte enfundada en un vestido azul rey ceñido a la cintura y un escote que dejaba todo su pecho al descubierto. Lucía sintió faltarle el aire y acomodó el nudo de su corbata.

Sebastian sonrió acercándose para ayudarles a bajar.

— ¡Qué preciosas! — dejó un beso en la mano de May y se acercó dejando otro en los labios de Isabel.

— Y tú guapísimo. — susurró en sus labios. Mayte carraspeó.

— Ya tendrán tiempo para eso, ¿nos vamos? —preguntó sintiendo la mirada penetrante de Lucia sobre ella.

— Qué agua fiestas eres, Maria Teresa —rió. — Vamos. —caminó pasando junto a Mendoza y le dio una palmada en el hombro. — Límpiate la baba y cierra la boca. —murmuró en tono de burla.

Lucia sonrió triste y se metió las manos en los bolsillos de su pantalón, observó a Mayte quien ni siquiera se había molestado en voltear a verla y caminó detrás de ellos. Afuera los esperaban dos camionetas, en la primera irían Moreno acompañado de Mendoza y en la segunda Fernandez al volante quien se encargaría de llevar a Isabel, Mayte y Sebastian. Detrás de ellos un par de escoltas motorizados los acompañarían como venían haciendo desde hace algunos días para prevenir cualquier inconveniente que pudiera suceder.

El trayecto al salón duró aproximadamente 40 minutos. Al llegar ahí, Fernandez se estacionó y enseguida Mendoza quien ya estaba fuera de la camioneta donde había llegado se acercó a abrir la puerta para ayudarles a bajar.

— Gracias, guapa. —dijo coqueta y le guiño el ojo.

— Guapa usted, pero que no me escuche su acompañante porque me mata. —rió.

— Si te escuché Mendoza, deja de mirar mujeres ajenas. —le palmeó el hombro y sonrió observando a Isabel, le ofreció su brazo e Isa se acercó dejando un beso fugaz en sus labios.

— Señora Lascurain. —dijo ofreciéndole su mano a Mayte quien la observó y por primera vez en la noche dirigió la mirada a sus ojos.

— Gracias, Mendoza. —susurró tomando su mano. Lucia cerró los ojos al sentir el aroma de Mayte entrar por sus fosas nasales y tuvo el impulso de estrecharla entre sus brazos, deseaba tenerla nuevamente para ella.

Prohibido BesarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora