Capítulo 28.

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Luego de recibir aquellas fotos, Mayte pasó gran parte del día intentando averiguar quién había sido la persona que las dejó en recepción, pero al parecer todo estaba en su contra ya que las cámaras de seguridad se habían dañado un par de días antes y nadie vio entrar a alguien sospechoso. Estuvo todo el dia con los nervios alterados y gritandole a todos. 

Se sintió un poco más tranquila al llegar a su casa, pero lo que se encontró esfumó toda la tranquilidad que había llegado a sentir.

— ¿Que estas haciendo tu aquí? —pregunto al ver al hombre que se encontraba en su habitación.

— Te estaba esperando, mi amor. —sonrió falsamente.

— No estoy de humor para tus estupideces Miguel, sal de mi casa ahora mismo.

— Esta es también mi casa, ¿olvidas que seguimos casados?

— Si, pero por tu negativa a firmar el divorcio. —respiro hondo. 

— Conoces mis condiciones, amor mío. —dijo acercándose a ella. Mayte lo observó fijamente sintiendo la sangre hervir, jamás imaginó que aquel hombre podía llegar a chantajearla.

— Y tú conoces mi respuesta, si no es por las buenas, será por las malas, pero no pienso darte ni un maldito peso. —esta vez fue ella quien sonrió falsamente. — Ahora, vete.

— Mayte, Mayte... ya lo veremos, mi amor. —la observó por varios segundos. Mayte le mantuvo la mirada pero aquel hombre con el que vivió tantos años le producía un sentimiento extraño que la hizo sentir incómoda.

Los días siguientes estuvo muy ocupada y llena de reuniones , sin embargo, cada vez que se bajaba del auto en algún lugar, se sentía inquieta, como si alguien la observara, pero por más que intentaba descubrir de quién se trataba, todo a su alrededor era normal, comenzaba a sentir que se estaba volviendo loca. Sentía ganas de irse lejos, muy lejos de todos. Isabel había insistido varias veces en llevar las fotos con la policía y que ellos se encargaran de todo, pero su negativa seguía presente, ya que la persona detrás de lo que estaba pasando no había vuelto a dar señales y tal vez solo pretendían asustarla.

Era Martes, pero el día no fue impedimento para pedirle a Fernández que la llevase a un bar, y no es que ella fuera tomadora, pero necesitaba liberar un poco del estrés acumulado en las últimas semanas, le indicó al hombre que se mantuviera distante, pero atento a cualquier movimiento extraño.



Lucía se observó al espejo detallando su imagen, llevaba el cabello suelto y un vestido que se amoldaba a su cuerpo y llegaba a mitad de muslo dejando al descubierto sus piernas, muy pocas veces se vestía de aquella forma, ya que su trabajo no se lo permitía y para ser sincera, tampoco era algo que extrañaba, hace muchos años había pasado su etapa de fiesta, pero hoy, hoy era un día de esos en los que necesitaba olvidarse de todo como hace tanto tiempo no lo hacía. Retocó su labial y respiró profundo varias veces, tomó sus pertenencias y salió del baño caminando con pasos firmes hasta la barra donde pidió un whisky, observó a su alrededor como buscando a alguien entre la gente, sabía a quién buscaba pero también sabía que aquella mujer no solía frecuentar aquellos lugares. Se regañó mentalmente y bebió de su trago, había ido a aquel lugar para olvidarse de Mayte y lo único que hacía era recordarla.

Respiró profundo y observó cómo una mujer se acercaba hasta sentarse junto a ella. 

— ¿Te molesta si te hago compañía? —preguntó volteando a verla. Lucía le regaló una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Feb 03, 2023 ⏰

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