Capítulo 30: Desobediente

6.4K 402 19
                                    

Todos estaban en completo silencio, observando con recelo a los alrededores. Estaba todo muy oscuro debido al efecto que provocaban las iluminadas calles y edificios pero eso contaba solo para mis ojos humanos. Supuse que todos en ese lugar, Kachinas, lograrían ver a través de la oscuridad.

No había viento, era una noche demasiado tranquila. Parecía que ni el mar tenia olas pues tampoco se escuchaba a lo lejos.

Lucas apretaba mi mano. Yo seguía manteniéndome detrás suyo, protegida mi espalda por Ian que con una mano mantenía a Nina detrás suyo, con Liam en sus brazos. Tantas vidas podían perderse en tan solo un par de ataques. Me pregunté por qué nadie obligaba a mujeres y niños a refugiarse, después de todo sabíamos lo que se avecinaba. Y no era nada bueno.

–Lucas, deberían mandar a las mujeres a refugiarse con los niños –le susurré.

–Existe una cueva bajo nuestros pies para este tipo de emergencias. Nina sabe cómo se entra. Una vez que todo comience, quiero que te vayas con ella y logren que la mayor cantidad de mujeres y niños vayan con ustedes.

–De acuerdo. ¿Pero por qué no ir ahora?

–No quiero que vean por dónde van.

Eso me parecía bastante lógico. Pero la espera me estaba matando, lo único que quería era que atacaran de una buena vez así podíamos acabar luego, si es que eso era posible.

–Cuídate –le apreté la mano y con la otra ascendí por su brazo.

–No, tú cuídate.

Mis nervios aumentaron cuando lo oí hablar de ese modo. ¿Acaso nunca iba a entender lo importante que era él para mí? Pero no tuve más tiempo de seguir pensando en ello. Solo me embargó el pánico cuando vi una luz en el cielo que se acercaba a la isla a una velocidad impresionante.

Todos los rostros se iluminaron, parecía un fuego artificial que iba dirigido justo al centro, donde nos encontrábamos todos reunidos. Miré a Lucas y, entonces, vi a un montón de Nephilim también siendo iluminados y se acercaban sigilosamente a nosotros, rodeándonos.

–¡Están ahí! –grité inmediatamente, apuntándolos.

–¡Ve con Nina! –Lucas me gritó y luego se fue corriendo, seguido por más hombres.

Rápidamente me giré y me fui con Nina, que le gritaba a las mujeres a nuestro alrededor para que nos siguieran. Rós apareció a mi lado y me sonrió con dulzura, tranquilizándome. Corrimos por entre las mesas, botando farolas y velas, sillas y mesas, vasos y platos. Antes de alejarnos del todo de ahí, me agaché y agarré un tenedor, el cual mantuve entre una mano para protegerme.

Nina y las demás se movían más rápido que yo. Vamos, que hasta los niños eran más rápidos. Sin embargo logré darles alcance y nunca los perdí de vista. El problema fue que para entrar a la cueva teníamos que internarnos a los arboles que rodeaban la ciudad, justo de donde los Nehpilim salían. Pero ellos estaban demasiado ocupados peleando al interior de la ciudad, que estaba infestada de ellos. Al ver por sobre mi hombro y comprobar que eran tantos tuve miedo por Lucas.

–Él estará bien, vamos –me apremió Nina.

Al interior del bosque había muchos árboles, unos más gruesos que otros. Uno de aquellos arboles que debía tener cientos de años al menos llamó mi atención por su altura. Nina se acercó al árbol y posó una mano sobre la corteza, sin tocar el tronco. Cerró los ojos y luego de pronunciar unas palabras que nadie escuchó, se abrió una pequeña puerta con forma de hueco circular. Por ahí fuimos entrando, uno por uno.

Al entrar, pisé unas escaleras que estaban iluminadas por unas extrañas luces flotantes alrededor de la corteza. Nadie más se las quedó mirando excepto por mí. Pero no me quedé demasiado tiempo mirándolas como tonta. Bajé apresuradamente, siempre detrás de Rós, Nina y Liam que se quejaba de vez en cuando entre sus brazos.

Un novio de otro mundo #1: DestinadosNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ