Veintisiete.

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Era de noche.
Ramsés caminaba por una vereda mientras fumaba un cigarrillo.
Estaba en busca de Shawn Mendes.
Sabía dónde vivía, así que ahora se dirigía hacia allá.
Caminó unas cuantas cuadras más hasta que llegó.
Tocó la puerta y esperó hasta que abriera.

Por otro lado, Shawn estaba mirando la televisión cuando escuchó los golpes en su puerta, puso pausa a la película y se dirigió a abrir.

—¿Ramsés? ¿Qué demonios...?—

—También me alegra verte, Mendes.— habló mientras entraba a la casa como si fuera suya.— El día de mañana haremos una reunión, ya sabes, tiene mucho que no nos vemos las caras, por un lado es espectacular, pero te extrañan los demás. —

—¿Cómo sabes dónde vivo?— preguntó Mendes aún extrañado.—

—Eso no importa, ¿Irás? —

—Claro, será divertido verlos de nuevo.—habló Mendes con una pequeña sonrisa.—

—Excelente, te envío la dirección por whatsapp. —dijo Ramsés—

—¿Y por qué no me invitaste por mensaje? No es medio normal que alguien venga a estas horas a tu casa.—

—Porque es mejor hacer las cosas en persona.—contestó Ramsés.— Y conociéndote capaz ignoras mis mensajes, y así no puedes ignorame o grandes consecuencias te pueden pasar.—

Mendes tragó saliva.
Observaba cómo el rostro de Ramsés se había vuelto serio.
A él le encantaba jugar de esa manera con los demás, sabía lo mucho que intimidaba.

—Bien... Pues te veré allá.—dijo Shawn algo incómodo.—

Ramsés sólo esbozó una sonrisa y salió de ahí sin más.

Mendes se quedó confundido mientras miraba cómo el chico se alejaba.
Cerró la puerta con rapidez y se metió a su hogar.

—Miedo, terror, pánico...— susurró Shawn.—

————

Había llegado el día de la reunión.

—Es increíble que organizaras todo esto para molestar a Niall.— hablaba Dmitry mientras acomodaba algunas cosas del hogar.—

—Está genial ¿no? —sonrió Ramsés.— También invité a Harry.

Dmitry se quedó en silencio.

—¿Tú estás bobo?—

El rubio se acercó al pelinegro con un claro gesto de molestia.
Ramsés apretó la mejilla del rubio y le sonrió levemente.

—Extraño a Harry, aunque sea un idiota rarito.—dijo Ramsés.—

—Tú también eres un rarito.— dijo el rubio observando a Ramsés.—

—Y tú un amargadito. —

Dmitry rodó los ojos y se alzó de puntitas para besar los labios del pelinegro.

—Esperemos que no pase nada malo por tu culpa.— dijo Dmitry abrazándose del cuello del más alto.—

—Todo estará bajo control, créeme.—

Ramsés le sonrió un poco.


















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