Enero 5

329 38 0
                                    

Enero 5


Escondo ante las flores las punciones ulceradas, el brazo morado que duele, la mente abierta y maloliente. Sin perfume barato porque ya no sirve para ocultar nada, eso también he perdido. 

Las he vuelto a regar. 

Tu carta de diciembre la guardo en mi pantalón siempre, porque aprendí que no hay nada para mí en ti, pero en ti para mí había tanto. No estoy enojado contigo porque me escribiste, estoy enojado conmigo porque no te he leído a tiempo. 

Ahora solo me queda la tinta que escribiste imitando mi sufrimiento, y el papel que observó los mismos ojos que huían de mi piel quemada. Estoy desesperado, estuve a punto de buscarte porque no debes de estar lejos, porque el cuarto está vacío, estoy vendiendo las cosas que me quedan; porque estando aquí tú puedo reclamarte el mal intento de salvarme, porque estando aquí tú, me dan más ganas de seguir cuerdo.

Las he vuelto a regar, porque me agrada el olor a tierra mojada.

Debiste de ver la cara de frustración y diversión que causé en la casa de empeño. Con una pena porque no querían darme mucho por las cosas que llevo, ellos saben bien para qué los visito con frecuencia, mi cuerpo se delata con facilidad, la expresión de mis labios no puede detenerse. Mi desesperación me ilusiona por un poco de papel verde que pueda comprarme unas horas más lejos de este infierno, entonces tomo cualquier cosa de valor que encuentre en la casa. La estoy dejando en blanco. 

Las he vuelto a regar, porque me imagino el jardín eterno.

Le he dicho a él que ya no quiero más venas adulteradas. Se esconde a veces de mí, ahora que no estás, porque teme matarme en una de esas que me cambia el papel verde por pequeñas felicidades. He estado causando mucha vergüenza. Mi piel está carcomida, el otro día no pude reconocerme en el baño, aun así sigo buscándolo en días malos. 

Casi todos los días.

Las he vuelto a regar, porque tienen nuevos brotes.

He tenido ganas de ir a tu departamento, lo dejan abierto mientras intentan arreglarlo. Están curando las paredes, se ve menos negro que antes. Quiero oler fragmentos tuyos antes de que te borren por completo. Cuando terminen de quitar lo incinerado, entonces te habrás ido para siempre. 

Quiero ir con papá porque a veces estoy asustado. En estas noches de verdad he pensado que será la última vez que respire. Tengo miedo porque no sé dónde ha quedado la foto de mamá. ¿Crees que se enoje si vuelvo? 

Por eso las he vuelto a regar, para esconder esas punciones ulceradas, imaginarme que no existen, olvidar el miedo a no tener las horas lejos del infierno; porque de repente te sorprendo observando hacia acá, y ya no quiero odiarte, quiero presumirte el jazmín que nace. 

Las he vuelto a regar porque es la única vida que me queda. 


-Loto maldito.

AdictoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora