introduction

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Lo único que Draco Malfoy podía escuchar era su propia respiración, el ruido que antes se escuchaba por toda la mansión Malfoy cesó cuando sus padres se dieron cuenta que él estaba escuchando lo que le estaban gritando a su hermana

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Lo único que Draco Malfoy podía escuchar era su propia respiración, el ruido que antes se escuchaba por toda la mansión Malfoy cesó cuando sus padres se dieron cuenta que él estaba escuchando lo que le estaban gritando a su hermana.

Draco estaba acostumbrado a las discusiones que su hermana y sus padres tenían, sin embargo, ahora se sentía diferente. La discusión ya había tardado y esta vez, no lo habían incluido, así que supuso que su hermana había molestado bastante a sus padres como para que la regañaran en privado, que era peor, pues cuando Draco no estaba presente, Lucius (su padre), tendía a golpearla. A Draco eso no le gustaba para nada.

—¡Ven ahora mismo, Lyra, no hemos terminado contigo! —Draco escuchó a su padre gritar. El chico se levantó de donde estaba sentado "leyendo" y observó cómo su hermana se acercaba a él con una mochila en su hombro. Draco se preocupó al verla con la mejilla roja, resultado del golpe que seguro su padre le había dado.

—¿No han acabado conmigo? Supongo que no, pues esperan verme muerta, ¿no? Es lo que hacen los mortifagos como ustedes —escupió con desprecio.

—Sólo cállate, Lyra —dijo Narcissa, la madre de ambos rubios. Estaba detrás de Lucius, con una expresión de súplica, diciéndole a Lyra con su mirada que piense mejor en lo que estaba por hacer

—¿Qué me calle? Oh madre, con gusto lo haré, porque claro, quiero seguir siendo una jodida Malfoy —dijo con sarcasmo, luego con un rostro más serio, la miró—. No me voy a callar, ya no más.

—Ya sabes cuáles son las consecuencias, si te vas, no vuelves a pisar esta mansión de nuevo. Te desheredaré —sentenció Lucius. Lyra sonrió, alzando su cabeza.

—Se los prometo, no los extrañaré —aclaró, mirando a sus padres. Narcissa negó con la cabeza, no otra vez, fue lo que pensó.

Lyra comenzó a caminar hacía la grande chimenea, en su cabeza estaba el lugar donde quería ir, pero antes de tomar los polvos flu, Draco la detuvo, sosteniéndola del brazo.

Lágrimas caían de sus ojos grises.

Lyra se sorprendió al verlo llorar, él nunca lo hacía frente a ella, no desde la última vez que estuvieron juntos antes de entrar a Hogwarts, pues Draco tenía miedo de decepcionar a sus padres y Lyra lo consoló.

—¿Qué hay de mi, Ly? —preguntó con la voz quebrada.

—Draco... —hizo una mueca, no quería dejarlo, pero tampoco quería quedarse—. Te hablaré, te lo prometo, y cuando consiga un lugar estable, vendré por ti y nos iremos juntos.

Draco sollozó, y dándole una última mirada, la soltó. Él sabía que ella estaba mejor en otra parte, pero aún así le dolía porque sabía que ya no la vería todos los días, ahora sólo en la escuela.

La iba a extrañar tanto como las estrellas extrañan al sol en los cielos de la mañana.

Lo último que Lyra escuchó antes de meterse en la chimenea y tomar los polvos flu, fue el grito de su padre diciéndole que era una decepción para ellos, sin embargo, no le importó demasiado, hace años que las palabras de sus padres ya no tenían ningún efecto en ella.

—¿Quién está...? ¿Ama Malfoy? —habló una voz cuando la rubia llegó a su destino. Era Kreacher, el elfo doméstico de la familia Black.

El lugar que Lyra tenía pensado era la casa Black, donde su tío vivía ahora.

—¿Qué tal, Kreacher? —saludó con nervios, no sabía cómo el elfo se pondría cuando se enterará que era una traidora de sangre.

—Por fin alguien digno pisa esta casa. Oh, la ama Black va a estar muy feliz  —se dijo a sí mismo.

—¿Con quien estás hablando ahora?¿Lyra? —preguntó Sirius Black al verla, el tío de Lyra y la persona que le dijo que cuando quisiera, ella podría ir a visitarlo o a vivir con él—. ¿Qué haces aquí?

—Supongo que seguí tu idea, ya no voy a vivir más con los Malfoy —comentó. Sirius sonrió, al recordar algo de su pasado, más específico, como los Potter lo acogieron cuando él escapó de su casa.
Recordó a James.

—¿Y vas a aceptar mi oferta? —quiso saber.

—¿La de vivir aquí? —Sirius asintió, con ojos esperanzados—. Si no es molestia, sí.

—¡Claro que no es molestia! Esta es tu casa —la abrazó. Lyra sonrió y correspondió el abrazo, un sentimiento cálido se instaló en su pecho.

—¡Siriuuuuus! ¿Dónde estás, viejo? —Lyra y Sirius se separaron. La chica Malfoy observó cómo se iba acercando una chica de su edad. Tenía el cabello de color castaño y unos ojos avellana que tenían un brillo especial. Era Juliett Potter, la hermana de su ex, Harry Potter—. ¿Qué hace Malfoy chica aquí?

—Va a vivir aquí de ahora en adelante —mencionó Sirius, mirándola. Juliett se volvió hacía Lyra y la miró de arriba para abajo, inspeccionándola, deteniéndose en su rostro al ver lo rojo que estaba su mejilla—. En la habitación que está a lado de la tuya.

—Mmm —asintió con la cabeza la de ojos avellana, dándole una última mirada a Lyra para desaparecer por un pasillo de la casa.

—No te preocupes, ella actúa siempre así con todos —le dijo Sirius. Lyra seguía observando el lugar por dónde se fue la chica Potter—. Ven, vamos a buscar algo para tu mejilla —se fue por el mismo camino que la Potter usó.

—¿En serio? —contestó en voz baja a lo primero que dijo, pensando en Juliett y su personalidad. Luego, siguió a Sirius, con la imagen de Juliett todavía en su cabeza.

 Luego, siguió a Sirius, con la imagen de Juliett todavía en su cabeza

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