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01. MALFOY

 MALFOY

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1995

En un inicio, Lyra era la consentida de sus padres al ser todo lo que ellos querían que fuera: slytherin y la mejor de la clase, y claro, que sólo se juntará con gente sangre pura. Todo lo que según ellos, hacía que el apellido Malfoy quedara en alto.

Lyra hizo todo lo que sus padres siempre le decían, no cuestionaba ni opinaba, pues sería innecesario, pues sus padres nunca le tomaban importancia a lo que decía.

Todo cambió cuando entró a su tercer año y por cuestiones del destino y de alguien llamado Sirius Black, comenzó a hablar con el famoso trío de oro, conformado por Harry Potter, Hermione Granger y Ron Weasley. Fue inevitable que no formaran una amistad. Sí, tal vez en un comienzo no se llevaron de maravilla por todos sus ideales y todo lo que creían del otro, pero conforme se fueron conociendo más, supieron que tenían muchas cosas en común.

Juntarse con el trío de oro y ayudarles con el prófugo que escapó de Azkaban (su tío), Sirius Black, hizo que Lyra abriera los ojos y por fin, se diera cuenta por sí misma que era lo que quería ser y en qué quería creer. Descubrió que todo lo que a sus padres les desagradaba, a ella no, por ejemplo, los nacidos de muggles como Hermione Granger, la nueva amiga de Lyra.

En su cuarto año fue definitivamente donde la buena relación que tenía con sus padres murió, pues cada vez que ellos hablaban, a ella le molestaban mucho sus comentarios, y no se quedaba callada, lo que hacía que la castigaran.

También influyó que durante todo el año, ella se mandó cartas con Sirius, conociéndolo más y tomándolo como modelo a seguir al ver que pudo escapar de lo que Lyra ahora estaba viviendo. Ella sólo quería salir del infierno donde vivía, porque así lo sentía, sólo por Draco no se iba. No podía abandonar a su hermano pequeño, no cuando hicieron una promesa mientras las estrellas veían.

—¿Me prometes que nunca me dejarás? —preguntó Draco, sus ojos brillantes por la luz de la luna.

—Te lo prometo, nunca te dejaré —contestó, sonriéndole cariñosamente.

Draco era lo que Lyra más quería en el mundo. Siempre habían sido él y ella.

Cuando sus padres no estaban presentes de alguna forma, ellos se iban a una habitación a leer o a dibujar, que era lo que más le gustaba a Draco hacer, pues su hermana siempre le leía y le dibujaba todo lo que él le pedía. Draco decía que su hermana tenía un gran talento para dibujar, Lyra sólo se reía de él al escucharlo.

Se podría decir que eran el lugar seguro del otro cuando todo estaba mal para ellos. Draco amaba a Lyra y ella lo amaba a él, ambos estaban felices de ser hermanos.

Lyra sabía que iba a extrañar mucho a Draco. Nunca habían estado separados tanto tiempo.

El verano iba a ser largo sin la presencia de su hermano, por lo menos, esperaba que sea un poco mejor al estar con Sirius.

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