ʙᴏɴᴜꜱ

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Josh no estaba seguro de cómo sentirse, incluso cuando ver a Tory celebrando su victoria instintivamente lo hacía sonreír, tan solo percatarse del aspecto sombrío de sus compañeros era más que suficiente para que el gesto desapareciera instantánea...

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Josh no estaba seguro de cómo sentirse, incluso cuando ver a Tory celebrando su victoria instintivamente lo hacía sonreír, tan solo percatarse del aspecto sombrío de sus compañeros era más que suficiente para que el gesto desapareciera instantáneamente.

Lo cierto era que el adolescente apenas se había acoplado al mundo del karate, pero en aquel breve periodo de tiempo, había podido conectar significativamente con su dojo. El castaño revisó las notificaciones de su celular, y tal como había esperado, no existía el menor indicio de algún mensaje de sus padres.

La familia Nguyen jamás había valorado ninguno de sus intereses, ni su pasión por la fotografía y el periodismo, ni su repentino gusto por el arte marcial. Ciertamente, no debía sorprenderse, pero no podía desprenderse del sentimiento de vacío al enfrentarse nuevamente a la frialdad de sus mayores.

Con un suspiro, el de ojos rasgados se dispuso a abandonar el coliseo cuando escuchó que lo llamaban.

—¡Hey, Josh!

El muchacho no tardó en acercarse a Daniel LaRusso con gesto curioso.

—¿Sí, sensei?

—Solo quería decirte que lo hiciste bien hoy —mencionó el pelinegro que no tardó en notar la incredulidad en los ojos de su discípulo—, lo digo en serio, llegar a cuartos de final tras solo seis semanas entrenando es impresionante.

Josh jamás había sido bueno aceptando cumplidos, quizás porque no estaba acostumbrado a recibirlos, así que optó por asentir levemente antes de cambiar el tema de conversación.

—¿Es el fin en serio? ¿De Miyagi Do?

El adolescente pudo reconocer el dolor de la derrota en los ojos de su mentor y se sintió culpable por haberlo mencionado.

—Puede que el dojo cierre —aceptó Daniel, apartando brevemente la mirada de su alumno—, pero Miyagi Do vivirá dentro de todos nosotros.

—No es justo —contestó con rapidez Josh— ¿Es por el acuerdo que hicieron con Cobra Kai? ¿Acaso no escucharon a Silver hace unos minutos? No importaba si hoy no ganaban el trofeo, ya habían acordado la expansión de su dojo.

—Es lo mejor para todos —insistió el mayor—, confía en mí ¿De acuerdo? Solo quiero que ustedes estén a salvo.

Josh no solía creer en las palabras de los adultos, sus padres habían sido los primeros en decepcionarlo constantemente, pero por alguna razón, realmente confiaba en Daniel LaRusso. El mayor le había dado la bienvenida a su dojo sin condiciones y le había enseñado con paciencia y dedicación, el adolescente no iba a negar que en ese corto tiempo se había encariñado con su sensei.

Así que, sin cuestionarlo más, asintió.

—Está bien, pero si cambia de opinión...

—Serás el primero al que buscaré —aseguró Daniel con una sonrisa sincera.

☆★☆

Josh no se consideraba particularmente experimentado en las relaciones, si era sincero, Tory era la primera novia formal que había tenido. La rubia era definitivamente alguien especial, por más de una sola razón. Meses atrás, tras la pelea en la escuela, había creído los rumores que aseguraban que estaba loca.

Sin embargo, lo cierto era que... quizás sí estaba un poco loca, aunque de la mejor manera posible. La rubia era fuerte, orgullosa y bastante impulsiva, pero su corazón era gigante.

El muchacho no conocía a detalle su situación familiar, pero sabía de sus cansados horarios de trabajo para mantener a su madre y de sus grandes esfuerzos de continuar su educación solo para poder obtener la tenencia de su hermano en el futuro.

Tory era simplemente increíble.

El de ojos rasgados no era ciego a los errores de la adolescente, en realidad muchas de sus acciones le habían parecido excesivas en su momento, pero también se empeñaba en conocer su lado de la historia. Si ella creía que Cobra Kai era lo que necesitaba, él no podía hacer más que tener paciencia y demostrarle su apoyo en cada paso del camino.

Por ello, a pesar de lo triste que aún se sentía por el cierre de su propio dojo y la ausencia de sus padres, Josh se esforzó por celebrar el triunfo de la adolescente. Tras comprar un ramo de tulipanes, las flores favoritas de la rubia, aparcó en el estacionamiento y retornó al coliseo en su busca.

Tan pronto la encontró recogiendo su bolso, una sonrisa sincera apareció en el rostro de ambos al verse.

—Hey —saludó Josh antes de posar sus labios en los suyos brevemente—, para ti.

La sonrisa de Tory se hizo incluso más grande cuando tuvo el ramo en sus manos, pero de todas formas hizo lo posible por disimular.

—Cursi —bromeó, pero no dudó en apoyar su cabeza en su hombro cuando él la rodeó con su brazo—, iremos a festejar a casa de Kyle, ¿quieres venir?

Esta vez, Josh tardó en contestar.

—No estoy seguro si sea buena idea.

—Descuida, no te van a hacer nada.

—Kyle perdió una pelea contra un Miguel que apenas podía caminar —le recordó el asiático—, no le tengo miedo a tus amigos.

—Entonces vamos.

El castaño soltó un suspiro.

—¿Segura? No quiero que tu celebración se arruine por drama innecesario.

—Quiero que estés conmigo —admitió la rubia, ello fue suficiente para convencer a Josh y ambos lo supieron inmediatamente.

Con calma, se dispusieron a abandonar el lugar. Sin embargo, mientras cruzaban uno de los tantos pasadizos del complejo, una conversación despertó su interés.

—Un par de veces pensé que te habías arrepentido del trato —soltó Terry Silver, dirigiéndose al árbitro del torneo—, pero ¿Sabes qué? Lo hiciste muy bien, nadie sospecha nada.

El primer instinto de Josh fue querer grabar la conversación, pero muy tarde se dio cuenta que había olvidado el celular en su carro. Al observar el rostro desencajado de Tory, entendió de inmediato que ella no tenía idea de lo que había ocurrido.

Con total descaro, el sensei de Cobra Kai continuó.

—El dinero estará en tu cuenta mañana.

—Gracias, señor Silver —respondió el de camisa azul.

Cuando la rubia abandonó de prisa el lugar con un gesto herido, Josh no tardó en seguirla.

𝕵𝖔𝖚𝖗𝖓𝖆𝖑𝖎𝖘𝖙𝖎𝖈 𝖎𝖓𝖘𝖙𝖎𝖓𝖈𝖙 - 𝑹𝒐𝒃𝒃𝒚 𝑲𝒆𝒆𝒏𝒆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora