Capítulo XXII: Dulce o truco

432 85 127
                                    

+18

Lilibeth

La celebración del treinta y uno de octubre es importante para algunos fanáticos de Halloween que decoran sus casas con brujas y monstruos listos para asustar a todo aquel que se atreva a acercarse y decir la típica frase "dulce o truco".

Sin embargo, cada año, hay una sola casa que me atrevo a decir que es la única sin decoraciones fantasmales en todo el país y sin dulces esperando a ser repartidos a niños disfrazados de algún personaje de Disney. 

Marian, como en todas las festividades, se empeñó en nunca celebrar por los gastos que se deben de realizar, es por eso que en este día irse a la cama se hace desde las siete de la noche. Con las luces apagadas y sin ornamentos que den miedo, los niños y adultos nunca se acercan; aun así, de pequeña me asomaba por la ventana para contemplar el panorama... 

Las estrellas desde lo alto observando la alegría de los niños por recibir dulces o dinero por hombres o mujeres que no les dio tiempo de pasar a una tienda y comprar lo necesario después del trabajo.

El reloj de la pared marca las siete en punto, eso significa que Logan y mi madre ya deben de estar en la cama, pasando así otro año sin que mi pequeño hermano disfrute este momento como los niños del barrio que salen con sus mejores disfraces.

Regresando a la habitación del terror, permanecemos en silencio mientras Greg avanza hasta el escritorio donde estamos escondidos, sus pasos se detienen por un momento antes de tomar asiento frente a nosotros. 

Físicamente es imposible poder mover un centímetro más de mi cuerpo para esconderme en este pequeño espacio donde la mayor parte lo ocupa Ashton. Me mantengo inclinada con las rodillas juntas en mi pecho, lo más alejada del calor de Ashton, porque la culpa y vergüenza aún se mantiene grabada en mi rostro después de casi tener sexo con Nick. 

Mi piel está congelada por el frío, paso mis manos varias veces por mis brazos para mantener el calor, hasta que siento una chaqueta posarse en mis hombros, sin poder evitarlo acerco la tela a mi nariz para sentir el delicioso aroma de su costosa loción.

—¿Cómo está tu sobrino, Ashton? Lo último que supe de él fue por unos amigos en el campo de golf.

—No me hables de ese inútil. Aún tengo cosas pendientes con él y una de ellas es recuperar la empresa que siempre fue mía.

—No te preocupes por eso amigo, con mi puesto en el gobierno haré lo posible para que todo regrese a su lugar. —Noto la tensión de Ashton detrás de mí, sus nudillos se tornan blancos por la presión que realiza en sus manos hechas puño—. Mi hija ha regresado a la ciudad, podrá ayudarnos con este asunto.

No puedo detener mi cara de asombro con lo último que dijo el alcalde, saber que Nick tiene una hermana es algo nuevo para mí. Toda una vida siendo amigos y hasta ahora lo sé, pero pensándolo bien, nunca me ha presentado a su familia y llevado a su casa.

—Todo esto sería diferente si mi hermana nunca hubiera estado con Frank. —Hace una pequeña pausa antes de continuar—. ¡Por Dios!, siempre fueron los esclavos de los Sallow... los trajeron como perros de Inglaterra.

—Claire, una hermosa dama, al igual que Marian Sallow. Ambas perdieron todo por un bueno para nada. El encanto de Relish las convirtió en unas zorras.

Se ríen con el último comentario, mi rostro se contrae del enojo. Me levanto del suelo sin importar que nos descubran, impulsada por el repudio que les tengo, pero unas manos en mis hombros me regresan a mi lugar. Puede que mi madre no tenga un buen historial cuando se trata de hombres; aun así, no merece ser degradada por estos dos imbéciles.

Sombras y DestellosWhere stories live. Discover now