10

4.7K 413 19
                                    

Andrea ni siquiera dice nada cuando abre la puerta, una simple mirada es suficiente para decirle todo. O al menos el conseguir el vodka y el helado. Siempre ha sido así entre nosotras, sabemos lo que otra necesita.

Me toma media bebida, medio litro de helado, y media película de chicas estar lista para decir algo, pero se lo digo. Todo sobre cómo realmente me estoy enamorando de Kara y cómo me usó para su dinero. Apesta.

—¿Qué mierda está mal conmigo? —le pregunto—, ¿hay algún faro sobre mi cabeza que solamente atrae personas que van a joder conmigo masivamente?

Andrea roba una cucharada de helado—. No tiene nada que ver contigo. Algunas personas sólo son idiotas.

—Sí —apuñalo el helado con mi cuchara—, bueno, la cantidad que me he encontrado que son idiotas parecen ser muchos.

Ella hace una mueca—. No puedo discutir con eso. Lo siento nena.

—Yo también.

Vemos el resto de la película en silencio, y para el final, cuando la pareja se besa y parecen los más felices en la tierra, ni siquiera puedo fingir que no soy un desastre. Andrea me pasa una caja de pañuelos. Me siento como si hubiera un agujero a través de mi pecho. Sólo un espacio rasgado donde la pena y la ira se arremolinan, y ahora que he comenzado a llorar, no siento que vaya a detenerse—. Lo siento —le digo a Andrea.

Ella rueda sus ojos—. ¿Por qué te disculpas? Estoy sorprendida de que no hayas tenido un colapso antes de esto.

Eso es por lo que amo a Andrea. Ella no tiene miedo de dejarte sentir, así que me apoyo en el dolor. Tomo los pañuelos y me acurruco en el sofá junto a ella y me pongo a llorar mientas ella cambia a otra película y me acaricia en círculos en la espalda.

Estamos a mitad de la película número dos cuando Andrea se aclara la garganta—. Bien, tengo que decirte algo, y no estoy segura de cómo vas a reaccionar.

—Está bien...—digo.

—Cuando Jack desapareció —dice ella—, estabas molesta, y tenías todo el derecho de estarlo. Sigo pensando que, si lo volviera a ver, le cortaría las bolas.

Eso me hace reír un poco, aunque estoy lloriqueando y apenas puedo respirar.

—Pero a pesar de que estabas molesta, no estabas así —dice ella, haciendo un gesto hacia mí—, no estabas con el corazón roto.

Mi estómago cae—. ¿Qué estás diciendo?

—No creo que necesite deletrearlo para ti, pero no estabas llorando en mi sofá sobre Jack el despreciable.

Suspiro—. Puede que tengas razón. Pero eso no lo hace mejor.

—No, no lo hace.

Terminamos de ver la película, y me quedo dormida preguntándome si realmente tengo el corazón roto.

El fuerte golpeteo en la puerta es lo que me despierta. Casi me caigo del sofá porque me sobresalta.

—Buenos días, sol —dice Andrea desde la cocina.

El fuerte golpe vuelve a sonar y me estremezco—. ¿Quién en su sano juicio está tocando así tan temprano?

Ella resopla, yendo hacia la puerta—. No es tan temprano, y supongo que es tu distanciada esposa —me cubro la cara con una almohada y vuelvo a caer en el sofá —. ¿Quieres verla?

—En realidad no —digo—, pero fuimos interrumpidas anoche, y sí la escucho tal vez terminemos con esto.

Ella asiente—. Sácala del camino.

Momento de placer (Supercorp G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora