Solo es mío sensei |Narusasu|

I

Sasuke Uchiha es maestro y tutor de una escuela llamada Konoha.

Cualquier pensaría que aquel joven de ojos negros la tenía fácil siendo profesor en esa escuela tan privilegiada, pero en realidad no era así.

Pero...¿Por qué?

Bueno eso tiene nombre y apellido, y es "Naruto Uzumaki"

Aquel alumno era un dolor de cabeza para el Uchiha, pero si supiera que ese Uzumaki era así solo porque quería que le preste atención y que se olvide de su novio Obito, otro profesor que no le agradaba para nada al rubio.

Naruto Uzumaki un chico lindo de cabellera rubia y ojos azules, cualquiera pensaría que estaba enamorado de su mejor amiga pelirosa, la realidad era otra, él estaba enamorado de su sensei y sabía bien que no podían estar juntos solo por un motivo...

Obito Uchiha.

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En la actualidad podemos encontrar a un Uchiha de piel algo pálida sentado en la sala de descanso para los profesores, pero no estaba solo, estaba acompañado por otro chico Uchiha de cabellera negra con puntas.

-Sasuke...

-¿Qué sucede, Obito?

Obito aclara su garganta y esperaba que no se enoje con él por lo que iba a decirle.

-Te han dado un nuevo trabajo que hacer, pero prométeme que no vas a romper nada por el enojo.

-Dilo rápido, como arrancarte una tirita- Sasuke se preguntaba que era lo que le iba a decir para que este así su compañero de trabajo y pareja.

El de cabellera puntiaguda de color negro toma un sorbo de su café que se había servido desde antes.

- Tienes que quedarte hoy hasta que oscurezca vigilando al estudiante Uzumaki que termine sus 20 hojas de planas por haber hecho una travesura en mi hora de clase.

En esa sala se quedo inundada de un silencio tenebroso para Obito que empezaba temblar por como Sasuke tenia una mirada sombría.

-Vuelve a ponerte la tirita-menciono Sasuke con un tono de voz muy frío y escalofriante para el contrario provocando que Obito se esconde detrás de su silla donde estaba sentado.

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Aquel Uchiha de piel clara no tuvo de otra que hacer aquel mandamiento de vigilar al rubio que haga todas sus planas.

Esos dos estaban solos en el aula, para la suerte de nuestro protagonistas, en cambio nuestro otro joven de cabellera azabache estaba muy entristecido porque justo a esta hora era su gran cita con su novio Obito, por culpa de ese muchacho se canceló.

Si a Naruto le pidieran hacer 10000 hojas escrita una frase lo haría con gusto para solo estar más tiempo con su sensei favorito estando a solas sin nadie alrededor que pueda notar su forma de mirar que para nada inocente al adulto que estaba más concentrado en su celular.

Sasuke andaba viendo su chat con su novio y estaba desestresandose hablando con él, cada día que pasaba con Obito era lo más maravilloso, esperaba la hora cuando se casen, y si, Obito ya le propuso matrimonio a Sasuke hace unos días.

El azabache dejo su celular a un lado y mira hacia la ventana con una sonrisa embobada por imaginar tener una enorme familia con la persona que flecho y atrapo su corazón de una forma que nadie lo hizo. 

Naruto estaba viendo desde hace un buen rato las acciones y facciones que hacia el adulto, hubiera deseado no verlo sonreír de esa forma. No negaba que era muy hermoso cuando sonreía, pero le gustaría que esa sonrisa sea para él y no para ese tipo que no se lo merecía o mejor dicho, nadie merecía a Sasuke.

La única persona que se merece a Sasuke es él, nadie más.

"Nadie, nadie, nadie, nadie, nadie, solo yo merece a Sasu... si solo yo". Aquellas palabras rodeaban por la cabeza del rubio dejándolo aturdido.

Naruto apretó con fuerza su lapicero donde iba escribiendo en la cuarta hoja de sus planas.

Muerde con fuerza su labio inferior tratando de calmar su celos. Su mano que estaba libre sin sostener nada, la apretó con fuerza que empezó a sangrar por culpa de sus uñas que dañaban su palma.

Desde hace semanas se dijo crecer sus uñas solo porque su mejor amiga llamada Sakura, le dijo eso para poderle pintar sus uñas su próxima pijamada.

Sasuke dejo de ver la ventana y mira donde el rubio dejándolo pálido.

-¡Naruto!-se fue directo donde el rubio preocupado-¡¿Qué sucedió?!, ¡¿Por qué tú mano y labio están sangrando?!-buscaba con la mirada el botiquín y lo encuentra, se alejo de su alumno y se fue hacia el botiquín para sacar algunas cosas.

El rubio se quedo confundido del porque esa reacción de su profesor hasta que siente un liquido caliente en su mano libre, dejo de apretar su mano y se sorprende que este sangrando, pero lo que dejo más sorprendido fue como rompió su lapicero partiéndolo en dos, nunca había hecho eso y es que su lapicero era hecho de metal.

Naruto miro como caí gotas de sangre en las hojas donde escribía sus planas, se toco su labio inferior pensando que capaz era su imaginación, pero no lo era... 

"¿Qué había pasado?". Pensó el rubio.

Las preguntas rodeaban por su cabeza hasta que dejo eso de lado al escuchar como su sensei lo llamaba sacándolo de su mundo.

-Naruto, dime, ¿Qué paso?-curaba la palma de la mano de su alumno escandaloso con las cosas del botiquín que encontró- lo bueno es que no es tan grave.

-e-eh -no sabia que decir, estaba nervioso por la forma que tocaba su palma de su mano provocando que sus pómulos enrojecieran- no lo sé Sasu-chan.

Sasuke no le hizo raro que le mencione de esa forma porque se acostumbro y pensaba que lo decía por admiración o eso creía. Era muy inocente, sin saber que esa inocencia le cobraría caro por toda su vida.

-si tienes algún problema o algo está pasando para que te hicieras eso dímelo por favor -termino de curar su mano dejando vendado.

Empieza a pasar por el labio inferior del rubio papel para limpiar la sangre que salía, luego saco una crema especial para las heridas como la herida que se hizo Naruto en su labio- me preocupo por ti Naruto.

Con un dedo empezó a pasar la crema con delicadeza aquella crema por esos labios carnosos que empezaban a temblar por el contacto del adulto.

Nunca dio de hacer ese tipo de a cercanía y menos curar a ese joven que desgraciaría su vida.

Naruto se quedo callado por un buen rato sintiendo como su labio era acariciado por su querido sensei dejándolo atónico y a la vez sentía como su corazón palpitaba más rápido de lo normal hasta podría jurar que esos latidos al ser tan fuerte se podría oír, pero lo que alarmó al adulto fue ver como todo el rostro del rubio se entorno a rojo para luego desmayarse.

Así fue como el rubio se libró de sus planas y pasó un momento especial donde sería el inicio de algo que no acabara bien.