╭────────── ❦ ❀ ❦ ──────────╮ ❴lavender haze; prólogo ❵ 🎻⦁🥀⦁🧝🏻♀️⦁🏹⦁👒 o. CON ESPINAS Y TODO
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🌼 Mansión del Alto Lord, Corte Primavera, Prythian ⏳ Onceavo cumpleaños de Cerella
LA HIJA MENOR DEL ALTO LORD DE LA CORTE PRIMAVERA tenía sabido desde muy temprana edad que su existencia tenía poca o nula importancia. Siendo no solo una mujer sino la menor de cuatro hermanos, era difícil que su padre le prestara atención para otra cosa que no fueran sus clases o las debidas juntas familiares. Aprendió a ignorarlo, acostumbrándose a no ser tomada en cuenta y a quedarse callada si nadie le preguntaba algo de antemano. Entonces, se volvió una tranquila princesa que todos aseguraban que crecería como una fina lady que muchos amarían.
Había belleza en su silencio, en sus ojos verdes que reflejaban los prados florales de la Corte Primavera y en su cabello rubio que no había día que no fuera tocado por el brillante sol primaveral. Todavía era joven, muy joven para una fae, pero era un tema indiscutido entre su corte que sería una de las damas más hermosas de Prythian una vez que llegara a la mayoría de edad. Su nombre ya era escuchado en cada rincón de la tierra: Cerella, la princesa menor de primavera.
Aún ahora muchos le enviaban obsequios desde distintas partes de no solo Prythian, sino del Continente y de otros reinos; para ganarse el favor de su padre y que eventualmente le diera su mano. Lo peor de ese hecho era que Cerella, con once años recién cumplidos, ya lo sabía. Había escuchado a sus hermanos mayores murmurarlo mientras reían, nombrando a los caballeros que creerían que serían sus esposos y bromeando sobre lo que podía esperarle a su hermana menor.
—No los escuches —le decía Tamlin, el menor de sus cuatro hermanos mayores, quien la superaba solamente por un año. Era una rareza que los fae tengan hijos con tan mínima diferencia de tiempo, pero Cerella se alegraba ya que estaba segura de que eso los había hecho aún más unidos.
Lamentablemente, Tamlin no estaba con Cerella ahora, quien sentada sola en el jardín de la mansión debía soportar a sus otros hermanos hablando sobre ella como si no estuviera en su mismo espacio. Se marcharía si pudiera, pero tenía que mantenerse al aire libre para que los rayos del sol la mantuvieran viva como a una florecilla silvestre. O al menos eso es lo que la obligaba a hacer su madre todas las mañanas sin falta. Sin importar que fuera su cumpleaños y Cerella prefiriera irse a su habitación a responder las cartas de su mejor amiga.
—¿Cuál creen que será el mejor regalo que le llegue a la princesita? —preguntó con un tono malvado Finnian, el mayor de todos.
