🎖️Capítulo 11🎖️

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Villa Elixir

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Villa Elixir

Sabina se acercó a la mesa donde estaban desayunando y le dijo a Celeste que estaba Nicoletta en la entrada porque quería hablar con ella.

—¿Nicoletta? —Frunció el ceño sin recordar quien era.

—Es la mamá de uno de mis compañeros de grado —le dijo Alan.

—Iré a verla, quizás cuando la vea me acuerde de ella —se levantó de la silla—, con permiso.

Celeste caminó hacia la puerta de la villa y la saludó con amabilidad y una sonrisa, pero la mujer lo menos que hizo fue saludarla de manera amable.

—No quiero tu ramillete, no te será fácil agradar a los demás o a mí con simples ramitos inmundos. —Le dijo molesta echándole las flores en la cara—. No eres bienvenida en el pueblo y tampoco en la ciudad, que te toleremos solo porque estás casada con nuestro barón es una cosa, pero no te aceptaremos jamás. Para nosotros eres una extranjera que llegó para causar problemas, el barón se iba a casar con alguien de nuestra nacionalidad, era culta, fina y tenía título también —declaró—, pero se terminó casando con una fulana que ni clase tiene —comentó mirándola de arriba hacia abajo de manera despectiva.

—Señora, yo no le estoy hablando mal y los ramos fueron hechos con cariño, no pretendo que sea del agrado de usted y del de las demás, pero tampoco tiene derecho a venir aquí a insultarme.

—Ju... —Arqueó una ceja con una sonrisa de lado—. Ya te la das de dueña de la villa, ¿no? Te falta mucho para eso, la anterior baronesa era de tu misma nacionalidad, se ganó el cariño de los demás, pero la jodió cuando terminó siendo una liviana y se fue con otro hombre abandonando al marido y al hijo.

—Señora ya fue suficiente, no debería de hablar así de los demás. Usted no sabe nada de lo que pasó en verdad, eso es un rumor, y ni usted tiene derecho a decir eso —Celeste la miró mal y se puso molesta con lo que estaba diciendo—, ¿se da cuenta que está hablando mal de la madre de su barón?

—Por supuesto que me doy cuenta de eso, no soy ninguna estúpida, solo te digo que para la mayoría y para mí eres una miserable —expresó con asco.

Celeste quedó petrificada con el odio que tenía encima al hablarle y decirle esas palabras desubicadas.

Vitto salió de la villa encontrándose con las dos mujeres y el ramo en el piso, Celeste de inmediato lo agarró y le dejó claro un par de cosas a la mujer, puesto que había escuchado algo de aquella discusión.

—Buenos días, Nicoletta.

—Buen día, señor Vitto —le respondió con una sonrisa.

Sonrisa que pronto se le iba a borrar.

—Quería preguntarte algo.

—Dígame —le dijo ella con amabilidad y la argentina la miró con atención.

El Barón de Villa Elixir ©Where stories live. Discover now