🎖️Capítulo 14🎖️

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Villa Elixir

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Villa Elixir

Tres días después

Alessandro regresó a la residencia porque se había olvidado unos papeles bancarios que había escrito la noche anterior y supo que los había dejado sobre el escritorio.

Fue hacia el despacho dejando la puerta abierta y se sentó en la silla buscando esos papeles, hasta que abrió el cajón, metió la mano estirándola y se pinchó con las puntas del erizo. Agachó la cabeza y miró el interior con el ceño fruncido.

—¿¡Qué carajos hace este animal!? —exclamó con tanta furia que Celeste llegó a las zancadas entrando a la oficina.

—¿Qué pasó? —cuestionó asustada.

—¿Quién metió esta bola de espinas en el cajón de mi escritorio?

—¿Agujitas está ahí? —preguntó sorprendida.

—Sácalo de aquí —escupió enojado—, ese animal tendría que estar dentro de una jaula y no caminando por la Villa.

—Alan lo estaba buscando.

Celeste tomó con delicadeza a Agujitas y se lo llevó a su dueño, pero su hermano fue hacia ella para agarrarlo con los guantes.

—Lo siento cuñado, el erizo se me escapó —le dijo mirándolo y sonriendo de costado.

El barón supo bien que Alan se lo había metido a propósito allí dentro.

Alessandro no encontró los papeles que buscaba y tuvo que volver al trabajo pensando que cuando regresara a la Villa los tenía que buscar con más calma.

Durante la tarde, la perrita se apareció con un pedazo de papel en la boca y fue Celeste quien los vio, eran los papeles que Alessandro estaba buscando aquel día por la mañana.

—¿Qué hiciste Frutilla? —Se lamentó—, Alessandro nos va a matar —le dijo y la perrita la miraba con atención mientras movía la cola—, no es para divertirse, si se entera nos va a regañar —le habló con preocupación.

Quien llegó antes a la Villa fue Vitto dándole dos besos en las mejillas y preguntando qué estaba sucediendo. Celeste solo le mostró el papel.

—Despedazó todos los papeles que Alessandro estaba buscando —dijo con voz trémula—, no me imaginé que iba a romperlos.

—Mi hijo los habrá puesto en un lugar no tan bien acomodados y se cayeron porque no creo que tu perra haya saltado para tomarlos siendo cachorra y de raza pequeña.

—Aun así, los necesitaba y no sé cómo puedo hacer para que no se entere. —Expresó con mucha preocupación.

—Tú tranquila que yo volveré a sacarles una copia y listo —le emitió levantándole la barbilla.

En aquel momento llegó el marido y vio la escena. Le embargó una ola de celos que intentó disimular, pero claramente no pudo.

—¿Qué está pasando?

El Barón de Villa Elixir ©Where stories live. Discover now