🎖️Capítulo 17🎖️

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Villa Elixir

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Villa Elixir

Sábado, galería del jardín trasero

Era un fin de semana bastante soleado y agradable, la brisa primaveral de mediados de abril se estaba sintiendo y consigo, una preciosa mesa con vajillas decoradas, mantel bordado, servilletas de tela estampadas que eran acordes al mantel y centros florales para que el almuerzo sea más bonito.

Alan se había ido a pasar el fin de semana en la casa veraniega que tenía un compañero de clase y por permiso de su hermana, dejó que se fuera porque supo que tenía que hacer cosas de adolescentes, algo que lamentablemente ella no pudo disfrutar a esa edad, siendo Vitto quien lo dejó en aquel lugar para luego regresar a la Villa y esperar por los invitados junto a su hijo.

Alessandro se apareció en la galería con una camisa celeste con las mangas remangadas y pantalón tostado con unos mocasines marrones de gamuza.

Luego del encuentro nocturno hacía días atrás en donde lo vio en paños menores, esa camisa parecía tan ajustada al cuerpo que Celeste creyó que las costuras de los brazos se le iban a romper. El barón estaba como quería y ella trató de no mirarlo más de lo debido por miedo a que él le dijera algo.

—Ha quedado todo muy lindo —notificó el hombre aprobando la decoración con la cabeza también.

—Muchas gracias —su respuesta fue con una sonrisa.

Quince minutos más tarde y de a poco fueron llegando los invitados, algunos conocían a la esposa del barón y otros como unos de los inversionistas, no. Apenas se sentaron a la mesa, Sabina iba apoyando los platos de sopa sobre la mesa para cada hombre mientras que la joven iba poniendo dentro el cremoso caldo con la cuchara honda.

Ambas llegaron al final de la mesa, cerca de donde estaba Vitto, quien se había sentado a la cabecera al igual que su hijo en el otro extremo, cuando Sabina vio la mano del sujeto acariciar la parte trasera de la pierna de la señora de la Villa y esta ante aquel roce, le tiró adrede el caldo en la entrepierna.

El hombre se levantó gritando y sintiendo ardor en sus partes íntimas, mientras que los demás miraron la escena sorprendidos.

—A mí no me tocas, cerdo repugnante —respondió con furia contenida—. Tendrían que cortarte la mano porque no servís para nada.

—Hazme el favor de retirarte —contestó Alessandro con seriedad y sin nombrar a la persona que iba dirigida la petición.

Celeste creyó que se lo había dicho a ella frente a todos y salió de allí avergonzada, pero aquello había sido dirigido solamente al hombre, este como todo un macho, se sentó.

—¡A ti te lo digo! —gritó colérico golpeando el puño contra la mesa y su padre se sorprendió también—. No te vas a sentar en mi mesa y tampoco te atrevas a ofrecerme un proyecto porque mi respuesta siempre será negativa para ti —su voz y mirada eran frías.

El Barón de Villa Elixir ©Where stories live. Discover now