Tren

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No se habían vuelto a ver desde que estuvieron juntos en Las Tres Escobas. Se despidieron en el punto de aparición dónde Draco le aseguró que se pondría nuevamente en contacto con ella.

No lo hizo durante los siguientes diez días hasta que Hermione decidió escribirle y recibió la carta de vuelta, aun sellada, con una nota de Narcisa Malfoy dónde lamentaba informarle de que su hijo había salido de viaje fuera de Inglaterra y que no sabía cuándo iba a regresar.

Aquello la incomodó durante la siguiente semana, bueno, para ser sincera consigo misma realmente le cabreó sobremanera. Sí, era consciente de que Malfoy era un hombre adulto de treinta y ocho años que no debía explicaciones a nadie, mucho menos a ella ya que ni siquiera tenían una relación de amistad propiamente dicha, pero habían quedado en mantener el contacto y él, no solamente había incumplido su palabra si no que además se había ido del país.

Decidió olvidarse de él, de su girantiempo y de sus problemas aunque, cuando no estaba trabajando se dedicó a recopilar toda la información que pudo sobre problemas temporales, estudios y pruebas realizadas en giratiempos y relojes de arena. Solicitó a Kingsley acceso a todos los informes de la antigua Sala del Tiempo, asegurándole que el año próximo se presentaría como Ministra para que él pudiera jubilarse finalmente y pasó las tardes y las noches tomando apuntes y leyendo documentos de todo tipo.

Antes de darse cuenta, las vacaciones de Navidad estaban allí y llegó el día de ir a King's Cross para recoger a los niños.

Hugo había escrito pidiendo quedarse en el colegio a pasar las fiestas, pero Hermione ni siquiera se dignó a leer las cincuenta excusas que había encontrado el niño para no regresar a casa. Les echaba tanto de menos que había estado tachando los días hasta volver a verlos, de modo que no iba a perder la oportunidad de estar con sus niños en aquellas fechas tan señaladas.

Llegó al andén nueve y tres cuartos antes de que llegara el tren y se sentó en uno de los bancos con un libro mientras esperaba.

Ron le había dicho que no iría porque no tenía ganas de que la cucaracha de Sketter estuviera por ahí y pudiera utilizarlos para una nueva publicación, por lo que habían quedado en reunirse al día siguiente en La Madriguera para comer, Harry estaba en una misión en Bulgaria y no sabían cuando regresaría así que Ginny iría a recoger a James y a Albus, claro que Ginny, siendo Ginny, seguramente llegaría tarde.

Poco a poco el andén empezó a llenarse de padres que esperaban la llegada del tren y Hermione se levantó, buscando sin poder evitarlo, una cabellera platinada entre la multitud.

¿Habría regresado a tiempo de recoger a Scorpius? ¿Habría enviado a Narcisa? Ella continuó examinando su alrededor, buscando a alguno de los Malfoy pero el andén estaba cada minuto más lleno y no siendo demasiado alta perdió visibilidad en seguida.

—¡Hermione!

Se giró al escuchar la voz de Ginny que llegaba llevando a Lily de la mano.

—¡Tía! —la niña corrió hasta ella y la abrazó de la cintura.

—Hola cariño —Hermione le devolvió el abrazo y le dio un beso.

—¿Aun no llegaron? —preguntó la pelirroja recuperando el resuello —creí que llegaría tarde... otra vez

Ambas rieron.

—Deben estar a punto.

Exactamente dos minutos después el expreso de Hogwarts hizo su entrada y, al abrir sus puertas, todos los alumnos que regresaban a casa por Navidad se abalanzaron al exterior en una algarabía de gritos, saludos y alegría general.

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