El cordero mal herido

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TW: Contenido delicado, tortura

Sus ojos estaban empañados, pero aún así se negaba a derramar una lagrima, sus labios temblaban intentando mantener los sollozos que le quemaban la garganta, movía frenéticamente las manos buscando liberarse de las ataduras que lo tenían cautivo hace ya varios días, la silla de metal hacia ruido con el movimiento del atrapado.

Le propinaron un golpe en el rostro con un tubo, y luego otro, uno de sus captores se dedicaba a usarlo como saco de boxeo, la fuerza brutal podría haberlo matado, pero aun se mantenía consiente, el dolor lo mantenía despierto, estaba siendo marcado como ganado justo en el muslo, un hierro al rojo vivo quemaba su piel, el ardor era imposible de describir, sus gritos de dolor podían partir el corazón de quien los oyera.

— Ya... P-por favor... Mátenme— Gritó el joven rubio con un tono cansado y suplicante, solo obteniendo unas risas secas, por parte de sus secuestradores, su fino rostro de aspecto angelical tenía moretones terribles, se habían ensañado con él.

— Pero si aún no comenzamos, cariño— Dijo el hombre más alto, apretando la mandíbula del chico, y sus ojos marrones brillaban de manera siniestra cuando una gota de sangre, que el rubio no pudo retener, se deslizó por la boca del muchacho, bajando por su mentón.

El hombre acarició su labio inferior para luego ahorcarlo con saña, disfrutando como su víctima perdía el color, abriendo su boca con desespero luchando porque el aire ingresara a sus pulmones.

Él secuestrador dejó libre el cuello amoratado y retrocedió tomando un cuchillo en una mesa, y acercándolo al rostro de quien yacía atado en la silla tosiendo violentamente, el joven cuando vio el arma corto punzante, asustado se removió buscando escapar, cosa que divirtió a los enmascarados.

— ¿Vamos a matarlo tan pronto?— preguntó el secuestrador más bajo ignorando las suplicas del muchacho, y tal vez ligeramente arrepentido de lo que había hecho

— N-no por favor no— Dijo el chico, quien estaba pálido del miedo, temblaba y su voz se había quebrado al final, ninguno escuchó sus suplicas, continuaron haciendo cortes a lo largo de su cuerpo, incluso quitando partes de su piel, su captor le mostró el dedo medio mojándolo con alcohol y lo deslizó por los cortes recientes, sacándole un quejido lastimero al joven.

"El chico era su lienzo en blanco, y su sangre era la pintura para una atroz obra de arte" pero como dicen, la belleza está en los ojos del espectador y ambos pares de ojos que lo admiraban no eran muy cuerdos.

Para su alivio, la tortura de detuvo cuando el dolor hizo que el joven se desmayara, solo ganando que sus secuestradores se fueran hastiados, pensando que aquel chico era, en extremo aburrido, solo un desperdicio que no duraría mucho.

Apenas esos hombre hubieron salido de la habitación el joven escupió la sangre que tenía en la boca, sus ojos se oscurecieron cargados de ira "Esos bastardos fueron demasiado lejos" se dijo a sí mismo mientras tranquilamente cortaba sus ataduras con una parte filosa de su silla, no pasó mucho tiempo para que estuviera de pie y saliendo de la habitación, con algunos tropiezos por las heridas en sus piernas y el tiempo sentado.

Pero antes de salir por completo, tomó un destornillador y un taladro. . .

El lobo disfrazado y el ratón de bibliotecaWhere stories live. Discover now